Guía de viaje Toniná

Toniná, "la casa de las piedras" o "el lugar donde se levantan las esculturas de piedra en honor al tiempo", en Tzeltal, es un soberbio yacimiento maya, cuya original -y única- configuración y arquitectura se hacen eco de su híbrida ubicación, en la frontera entre las Tierras Altas y las Tierras Bajas. El yacimiento, habitado desde el siglo I d.C., estuvo ocupado hasta el siglo XVI y la llegada de los conquistadores españoles, aunque su apogeo se produjo en los lejanos siglos VII a IX (periodo Clásico Tardío). Su larguísimo periodo de ocupación la convierte en contemporánea de las ciudades mayas clásicas de Palenque, Tikal o Copán y no de las más recientes de la península de Yucatán (civilización maya-tolteca). Los incesantes intercambios con estas culturas vecinas, más o menos bélicas, iban a configurar la ciudad durante más de mil años de formación y evolución: Tonina presenta tanto la iconografía propia de la cultura maya clásica (monstruos terrestres, divinidades acuáticas, aves celestiales y dragones del inframundo) como la iconografía posterior de las ciudades Chen o Puuc, caracterizada por motivos geométricos en greca escalonada y la presencia de representaciones de Chaac, el dios de la Lluvia. La visita al yacimiento también permite descubrir los bellos paisajes que rodean a Ocosingo, las onduladas llanuras en las que pastan tranquilamente vacas y ovejas, tanto en el recorrido de 10 km desde el pequeño pueblo como desde la cima de su imponente estructura piramidal (75 metros, 10 metros más alta que la Pirámide del Sol de Teotihuacán).