Lacanjá-Chansayab es el más conocido (y más grande) de los cinco pueblos lacandones, cuyo asentamiento fue fomentado por el gobierno mexicano en la década de 1960. Hasta la década de 1990, una pista de aterrizaje seguía albergando pequeños cucos en este remoto rincón del bosque, aunque el lugar ya era accesible por carretera. Hoy en día, este pueblo tropical de construcción extensiva tiene dos "arterias" principales: la primera es la carretera de acceso desde el Crucero San Javier, que cruza la antigua pista de aterrizaje en un punto que podría considerarse el "centro" del pueblo (contiene la escuela y una tienda de comestibles); al final de este callejón sin salida hay otra tienda de comestibles con la única conexión decente a Internet (también se puede beber una cerveza bajo el toldo, sentado en viejos asientos de coche). Desde estas dos carreteras principales, hay numerosos caminos peatonales que suelen llevar a un campamento, el equivalente local de los centros ecoturísticos: casi todas las familias tienen sus propias instalaciones, normalmente a orillas de un río donde refrescarse. El lugar es extremadamente tranquilo y puedes pasar fácilmente varios días sin hacer nada

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