Guía de viaje Sierra Gorda

Las pequeñas zonas arqueológicas de Ranas y Toluquilla, separadas por unos pocos kilómetros, están situadas alrededor del pueblo de San Joaquín, en un paisaje de montañas boscosas con un clima templado. Explotaron y comerciaron con minas de cinabrio (sulfuro de mercurio) y almabar (óxido de hierro); estos minerales, que permiten crear tintes rojos, fueron utilizados por los olmecas, mayas y teotihuacanos para cubrir los cuerpos de sus dirigentes, así como para pintar edificios o decorar cerámicas que se utilizaban como ofrendas. El origen de estos asentamientos sigue siendo misterioso: a lo largo de su larga historia, mantuvieron relaciones comerciales y culturales con las culturas del Golfo de México y los huastecos, así como con las civilizaciones del Altiplano central. El yacimiento de Toluquilla parece haber tenido una vida más larga (ocupado desde el año 300 hasta el 1400 d.C.), alcanzando su máximo esplendor en el periodo Clásico (600-900 d.C.). Se cree que Ranas estuvo habitada entre el 400 y el 1300 d.C., y que luego fue ocupada por grupos chichimecas hasta la conquista española.