ZONA ARQUEOLÓGICA DE TULA
Complejo monumental, construido sobre una terraza artificial que alberga edificios administrativos y ceremoniales en Tula
Al igual que en Teotihuacán, la organización urbana del complejo se basaba en una división en barrios corporativistas, cada uno con su propio pequeño centro ceremonial (pirámide y templo, juego de pelota) y unidades residenciales de tamaño variable según el rango de la familia. Calles y plazas empedradas conectaban el conjunto, así como los barrios entre ellos. Entre 900 y 1150, la ciudad alcanzó una extensión de 18 km2. El complejo monumental, que puede visitarse en la actualidad, está construido sobre una terraza artificial que alberga edificios administrativos y ceremoniales. Los atlantes son el principal atractivo de la zona arqueológica de Tula. Fueron descubiertas en 1940 por el arqueólogo Jorge Acosta y se encuentran en la parte superior del Templo de Tlahuizcalpantecutli, desde donde se tiene una vista general de la plaza principal de la zona arqueológica. Son esculturas de piedra basáltica de algo más de 4 metros de altura y representan a guerreros con escudos pectorales en forma de mariposa, coronas de plumas y armas. Hay un total de 4 esculturas y cada una está formada por 4 bloques de piedra. Además de los atlantes, la zona arqueológica incluye los famosos bajorrelieves del Muro de las Serpientes (Coatepantli), el Altar Central, pirámides, el Palacio Quemado, varios juegos de pelota y un tzompantli, un altar en el que se exponían las cabezas aún ensangrentadas de los prisioneros sacrificados para honrar a los dioses.