Esta playa de coral blanco de 160 metros de largo, situada en la costa noroeste de la isla, es famosa por su rico fondo marino. Sólo se puede llegar a ella en las excursiones organizadas a la isla de Lobos. Equipado con una máscara y un tubo, descubrirá una multitud de peces en unos pocos centímetros de agua cristalina. Hay muchos Matazarnos, los árboles endémicos cuya durísima madera se utilizó para construir las primeras grúas de carga de barcos. Para que conste, ésta es una de las playas por las que pasó Darwin en septiembre de 1835. De hecho, fue en San Cristóbal donde desembarcó por primera vez.

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