ISLA DEL COCO

Se puede llegar a la isla del Coco desde Port Mathurin (4 horas ida y vuelta) o desde Baie du Nord (2 horas). Es necesaria una autorización escrita expedida por Discovery Rodrigues, de ahí el interés de recurrir a un operador turístico local (casi todos organizan la excursión, traslado y almuerzo incluidos) o a uno de los muchos barqueros. El islote, el mayor de los que rodean Rodrigues, está protegido y vigilado por su biodiversidad y especies endémicas. Por ello, el número de visitantes diarios está limitado para preservar este frágil ecosistema, formado por una larga franja de magnífica arena blanca que brilla como un espejismo sobre la inmensidad turquesa de la laguna. ¡Vaya! ¡!

Cubierto de cocoteros, filaos y acacias, el islote alberga miles de aves que le confieren su magia e identidad. Los pájaros se ven en enjambres sobre las olas incluso antes de desembarcar. Pero es paseando por los alrededores como se pueden contemplar tranquilamente, primero bajo la dirección de un guía que explica la historia de la isla y da consejos sobre cómo comportarse, y después libremente. Algunas aves no son muy tímidas y anidan a un metro de las toallas; otras surcan los cielos y se arremolinan a centenares al paso de la gente.

El islote es uno de los últimos refugios de charranes tiznados(Onychoprion fuscatus), negritos pardos(Anous stolidus), goletas blancas(Cygis alba) y negritos marinos(Anous tenuirostris), especies muy raras que casi han desaparecido de los cielos de Rodrigues. Entre ellas, algunas son migratorias, de ahí el interés de acudir durante los meses cálidos. Las goletas blancas y los charranes, por ejemplo, viajan entre Saint Brandon (donde están cada vez más amenazados por los pescadores) y la isla del Coco o isla de Sables, justo enfrente. Esta última es también una reserva natural poblada de aves, pero prohibida al público.

Aparte de los visitantes, las aves de la isla del Coco son las únicas compañeras de los dos guardas que comparten la vigilancia de la reserva. La parte occidental de la reserva es inaccesible a los paseantes y está parcialmente vallada para no molestar a las aves. La isla también sirve de vivero de cocoteros para la reforestación de Rodrigues. Por tanto, es fácil entender por qué la excursión es tan exclusiva, por no mencionar el hecho de que el lugar es absolutamente magistral: fondo marino translúcido, grandes bancos de arena, laguna de un turquesa intenso. ¡INMANQUIBLE!