Guía de viaje Lido Di Venezia

Bienvenido a la mayor y quizás más mítica de las islas de la laguna: Lido di Venezia. Refugio de pescadores, esta delgada franja de arena de unos quince kilómetros de largo atrajo a finales del siglo XIX a aristócratas y familias adineradas de toda Europa, encantados por sus largas playas de arena y el aire fresco del mar. Los prestigiosos palacios eclécticos construidos en la época, como el Excelsior y el Grand Hôtel des Bains, escenario de la película Muerte en Vene cia (1971), de Luchino Visconti (adaptación de la novela de 1912 del escritor alemán Thomas Mann), así lo atestiguan. Pero la consagración del Lido llegó en 1932 con la primera edición de la Mostra del Cinema di Venezia, el Festival de Cannes italiano. El éxito de este festival internacional de cine llevó en 1936 a la construcción del igualmente famoso Palazzo del Cinema, que ha visto pasar por sus puertas a algunos de los más grandes nombres del séptimo arte, como John Ford, Orson Welles o Federico Fellini. Para los que buscan un poco de paz y tranquilidad, el Lido di Venezia tiene sus pequeños rincones del paraíso. Se trata de la única isla de la laguna (junto con la vecina Pellestrina) en la que está permitido el tráfico, así que todo lo que hay que hacer para alejarse de las aglomeraciones vacacionales es dirigirse hacia los extremos norte y sur de la isla en coche, autobús o bicicleta. A lo largo de la costa este, los murazzi, grandes barreras de piedra istrias construidas a finales del siglo XVIII, retienen las olas del Adriático; un lugar igualmente tranquilo, donde tomar el sol. Pero en el Lido no todo es ostentación y glamour; también se encuentran aquí algunos vestigios de su pasado. El convento de San Nicolò, en la parte norte, data del siglo XI. En la misma zona se encuentra el cementerio judío, que data de 1389. El pintoresco pueblo de Malamocco también ha permanecido intacto durante varios siglos. Por último, para los que prefieran pasear, el Gran Viale Santa Maria Elisabetta, el amplio bulevar central que discurre frente al embarcadero de los vaporetti, conocido coloquialmente como el Granviale, invita a dar una passeggiata ( un paseo) entre las terrazas de los cafés y los escaparates de las tiendas.