LE NAVIOT
En los muelles de Thonon-les-Bains, el Naviot propone desde el principio su gran terraza en el exterior, pero no dudes en subir sus escaleras para descubrir en altura un bonito bar de madera donde te recibe con una sonrisa, y dos bonitos salones del restaurante donde uno se siente rápidamente. Vigas vistas en el techo y paredes blancas realzadas por cuadros de veleros: No hay duda de que estamos en Naviot. Y se imagina gustosamente este edificio hace decenas de años, antro de pescadores, con sus redes y casilleros secos al sol… Unas mesas y sillas de bistró añaden un toque muy personal a este restaurante donde se mezclan clientes de paso y acostumbrados. En el Naviot, nada más natural que dejarse tentar por el lado del lago: entre fera y vara se dice, y para empezar una terrina de lago casero con dos peces, una red de perche de mozo-bien elaborada…¡donde han pasado las aras! - y un suculento tiramisú casero cremoso a deseo de la dosis de azúcar necesaria para revelar sus sabores. En cuanto a la carne: un cuadrado de cordero con zumo de tomillo o por qué no un magret de pato al vino mezclado. Y en la montaña -y sí en Alta Saboya, ésta nunca está muy lejos-, la fondue savoyarda siempre revela sus perfumes de vino y queso mezclados, y por qué no te dejes tentar por la fondue de las trompetas o un filete de queso, del condado asado, cocinado con ajo y perejil… en el que te embarcas para navegar por unos instantes hacia otro mundo, hisse y alto.