Guía de viaje Morondava

Morondava (de unos 70.000 habitantes) se ha consolidado como una parada imprescindible al final de un agradable viaje por el Oeste, para todos los viajeros que vienen a descubrir los baobabs y los Tsingy. Sorprenden sus hoteles, sus pequeños restaurantes y su ambiente acogedor. Es un centro económico regional donde predomina la agricultura hasta la entrada de la ciudad, bordeada de grandes arrozales. En la cuenca de Kabatomena se cultivan guisantes del Cabo, plátanos, pomelos, algodón y maíz... El interior está dominado por una sabana decorada por una variedad única de majestuosos baobabs. Y no pase por alto el encantador pueblo de Belo-sur-Mer, en el sur, donde podrá pasar unos días junto al mar.La Avenue de l'Indépendance, su arteria principal, rebosa actividad y está repleta de tiendas. El puerto de dhow también bulle de actividad, con barcos azules y rojos que van y vienen para atracar en un brazo del río. También aquí el mar se tiñe de rojo (lo que explica el nombre del reino: menabe = muy rojo). Mar adentro, los barcos de las factorías pesqueras trabajan sin descanso. Por la noche, sus luces añaden un toque misterioso a las aguas del Canal de Mozambique. Se dice que la ciudad podría desaparecer debido a la fuerte erosión marina (el mar avanza hacia el interior). Mientras tanto, la playa es un lugar estupendo para tomar el sol y contemplar la puesta de sol.