Guía de viaje Querétaro

Situada a 1.900 m de altitud, la capital del estado disfruta de un clima seco y templado. El siglo XVII supuso la consolidación de la ciudad, cuya riqueza se basó pronto en sus recursos agrícolas y ganaderos, lo que permitió la instalación de numerosas órdenes religiosas que encontraron aquí una base para su creciente conquista espiritual. En 1671, recibió el título de Tercera Ciudad del Reino. En el siglo XVIII, el crecimiento del comercio y las actividades textiles (lana) permitieron que Santiago de Querétaro se convirtiera en una de las economías más florecientes del país: en la ruta del Camino Real, abastecía a las grandes ciudades mineras de los productos imprescindibles para su desarrollo, mientras que la propia región comenzaba a explotar filones de metales preciosos en la región montañosa de Cadereyta. El excedente comercial se utiliza para la construcción de hermosos edificios en el centro de la ciudad. La Sierra Gorda fue finalmente sometida por las armas en este momento. A partir del siglo XIX, la inestabilidad sufrida por el país dio lugar a un periodo de relativo declive económico; Santiago de Querétaro desempeñó un importante papel en la historia política mexicana. Desde aquí se encendió la llama de la Independencia por una mujer, la Corregidora doña Josefa Ortiz Domínguez, que conspiraba contra el gobierno colonial. También fue aquí donde el emperador austriaco Maximiliano de Hasburgo, efímero emperador de México, apoyado por Napoleón III, fue fusilado en 1867, acontecimiento que marcó el fin del Segundo Imperio Mexicano. La presidencia de Porfirio Díaz, como en el resto del país, marcó el retorno de la prosperidad agrícola e industrial, antes del estallido de la revolución, durante la cual Querétaro fue declarada capital por un tiempo. En el Teatro de la República se promulgó la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos en 1917, que sigue vigente hasta hoy