Laurent, con manos maestras, manipula esa noche sus instrumentos para meter a unos 4.000 fanáticos en los ritmos endiabados y los sonidos locos como siempre. Vinieron a abandonar unas horas para olvidar al siniestro que se disparó unos días antes en su ciudad. Belgrado está más que nunca rodeada de agua. La mayor parte de los ingresos de esta noche ayudará a las víctimas de la naturaleza. Hay que decir que Belgrado fue una de las ciudades que albergó a Laurent los brazos arriba y el corazón abierto al principio de su carrera. Por lo tanto, había que esperar un día de vuelta al ascensor. Y esto es lo que hay que hacer esta noche, pero hay que decir que esto cae en el pico. Laurent doblemente gracias y una vez más. ¡Es un verdadero tipo!