Los mejores restaurantes Patan

Mathilde, francesa afincada en Patan, combina el saber hacer francés y la gastronomía nepalesa en una carta de platos gourmet para compartir. Propone a la carta recetas nepalesas de diferentes regiones del país (Tharu, Thakali, Newa, etc.) que ha recogido de las cocinas familiares, de los sherpas y de los habitantes del campo, un enfoque realmente original. Los platos, a veces insólitos pero siempre deliciosos, se elaboran con productos locales. El entorno refleja los platos, decorados con mucho gusto y carácter.

Un trocito de Japón en medio de Patan. Este acogedor local, con su pequeño comedor, prepara especialidades japonesas delante de ti en una cocina abierta, y francamente no tiene nada que envidiar a la comida callejera de Tokio. La comida es fresca y se prepara con eficacia. Nos encantó el ramen, la especialidad de la casa, pero también el teryaki, los suhsis, la caja bento y otros platos menos conocidos que no tenemos la oportunidad de probar con tanta autenticidad en Europa, como el pollo frito karaage.

En el barrio de moda de Jhamsikhel, Annamaya sólo lo conocen los iniciados por su discreción. Situado en la última planta de un edificio, el local está iluminado por ventanales que dan a su amplia terraza. La gente viene aquí desde el desayuno hasta la merienda para comer platos sanos al estilo nepalí y beber sofisticados zumos de frutas. Aquí se puede degustar una cocina creativa inspirada en los inconfundibles sabores locales incorporados a platos continentales, como cuencos de verduras cocidas variadas y pollo al sésamo.

Situado cerca de la plaza Swotha, en el centro de la antigua Patan, este pequeño restaurante está escondido en una tranquila calle sin salida e incluso dispone de mesas en la terraza de un pequeño jardín en la parte trasera. Aquí no hay especialidades nepalesas, sino sabrosos desayunos y platos continentales, para los que ya están hartos de la cocina local. Sobre todo en el desayuno, el servicio es rápido e impecable. A mediodía, la ensalada ecológica con queso de cabra, nueces, aceitunas y tomates secos es especialmente ligera. Los bocadillos son una buena opción.

En Katmandú y Patan abundan los restaurantes del sudeste asiático, y éste es una dirección excelente. Para variar de las especialidades del Himalaya, diríjase a Vietnam. Nos encantan los rollitos de primavera frescos, los suculentos fideos de cristal (hechos con harina de judía mungo), las carnes crujientes y, por supuesto, las sopas pho, regadas con verduras, elegidas entre un puñado de apetitosas sugerencias. Los vietnamitas de la cocina son realmente buenos ofreciendo una cocina sabrosa y auténtica, servida en un bonito jardín.

He aquí una dirección como la que encontrarías en Londres, París o Berlín, hecha en Nepal. En esta casa amarilla bellamente decorada, con su jardín perfumado de jacarandas, un restaurante de la granja a la mesa sirve cocina ecológica, saludable, orgánica y locavore, tan inventiva y sabrosa como sus cócteles y zumos prensados en frío. Los platos tienen una presentación apetitosa. Todos los domingos por la mañana, el restaurante organiza un brunch con un mercado de productores y diseñadores locales, así como eventos nocturnos con DJ sets, en el ambiente de moda de una capital cosmopolita.

Situado en la plaza Durbar, justo detrás del templo de Krishna, este diminuto restaurante tiene un comedor relativamente oscuro en la planta baja y otro con una pequeña terraza en el primer piso. Aquí no hay menú, sólo los productos del día y platos locales: tortitas de lentejas, carne guisada y patatas. También se puede pedir una selección de platos acompañados de Chhyang, el alcohol de arroz local. Una dirección súper auténtica donde sólo hay que señalar lo que se quiere comer. Eso sí, ¡adviértase de que los platos pueden ser muy picantes!

Este restaurante es la mejor opción en los alrededores de la plaza Durbar para disfrutar de las vistas mientras se almuerza o se cenan platos decentes de cocina nepalesa o india. Su principal atractivo es su azotea resguardada, con vistas a los templos y al bullicio de la plaza. Lo frecuentan turistas y nepaleses por igual, lo cual es una buena señal. La acogida es sonriente, el servicio eficaz y los platos abundantes y sabrosos. Se puede terminar la comida con un té de jengibre, limón y miel o un buen espresso.

Hay al menos dos buenos restaurantes japoneses en Patan, pero éste destaca por su entorno más agradable, con una terraza al aire libre refrescada por relajantes plantas verdes. En este auténtico restaurante japonés se puede disfrutar de deliciosos ramen, gyosas (un cambio respecto a los momos), tempuras y, por supuesto, sushi (con pescado congelado, dada la lejanía del mar). Para los indecisos, los bentos mixtos son una buena forma de probar especialidades, sobre todo a la hora de comer.