Hace unos cincuenta años, el príncipe Sihanouk decidió convertir Kep en la Riviera de Camboya. Los acontecimientos políticos le impidieron llevar a cabo su proyecto. Lo que queda del casco antiguo recuerda a las ruinas de Pompeya: el casino y las villas coloniales de este balneario (creado en 1908) fueron sistemáticamente destruidos por el ejército vietnamita cuando se retiró de Camboya en 1989. Pero desde hace unos años, las antiguas villas se han rehabilitado y han surgido casas de huéspedes e incluso hoteles. Así que Kep ya no es la ciudad fantasma que era hace diez años, y el desarrollo ha retomado su curso... para bien o para mal. La playa da a una montaña verde en la que se han excavado carreteras de cornisa. Los fines de semana, muchos jemeres acuden allí con amigos o familiares para tomar algo bajo los pequeños toldos construidos a lo largo de la costa. Perfecto para contemplar la puesta de sol.Mar adentro, al oeste-suroeste, se encuentra la gran isla vietnamita de Phu Quoc. La playa es bastante anodina. Sin embargo, es posible dejarse transportar por un pescador para dar un agradable paseo de unas horas en el mar o ir a la isla de los Conejos, un lugar digno de Robinson Crusoe. Dicho esto, las playas de la frontera vietnamita también merecen una visita. En cuanto al turismo, el futuro es incierto. Los promotores parecen haber descubierto recientemente el potencial de la zona, y el paisaje está experimentando muchos cambios.

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Salines entre Kep et Kampot. Nicolas HONOREZ
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