MORRIS HOUSE HOTEL

Contrastando con las cadenas hoteleras estandarizadas presentes un poco por toda la ciudad, el Morris House Hotel es un remanso de paz y refinamiento. Los edificios en sí mismos, que datan de 1787, son un placer para los ojos. Hay que conocer la dirección, ya que no hay duda de que la entrada, de una elegante discreción, alberga una joya así. Las habitaciones, con parqué, alfombras y muebles tendidos con tejidos de refinamiento raro, recuerdan las novelas de Jane Austen. Casi todas tienen vistas al jardín y a su pequeña fuente. Si llegas por la tarde, te recibirán con galletas caseras: un toque de intimidad familiar que se añade a un servicio de cuidados.