RUINAS DEL ANI

Desde Yereruyk, hay que ir un poco al norte y parar en Haykadzor, para disfrutar de la más bella vista de Ani, como dice un cartel a la entrada del pueblo. En ningún lugar son más visibles las ruinas de la antigua capital de Turquía que en este lugar, que se utilizó como escondite durante la época soviética. Hoy en día, el acceso está permitido, pero no se trata de cruzar el Akhurian, que está custodiado como lo estaba durante la Guerra Fría. Un camino pavimentado conduce al borde del barranco, facilitando la vista panorámica de Ani, cuyos restos de gruesos muros y "mil y una" iglesias se extienden en una meseta de hierba, más allá de un puente medieval del que sólo quedan los poderosos pilares. Para visitar Ani, como sugieren las agencias de Ereván, los armenios deben hacer un desvío de 450 km a través de Georgia.

Para su desgracia, Ani se encuentra en una frontera estratégica, trazada por el tratado soviético-turco de Moscú en 1921, en ausencia de los armenios. La parte soviética había pedido sin éxito a Turquía que devolviera a Ani, argumentando que era "de enorme importancia para los armenios desde el punto de vista nacional, histórico y artístico", ¡pero cedería el sitio y los territorios de Kars y Ardahan que los rusos habían conquistado a los turcos en 1875! En 1968, los soviéticos todavía intentarán en vano obtener el retorno de Ani, a cambio de 2 pueblos kurdos en el norte de Armenia. Turquía se ha negado durante mucho tiempo a promover a Ani, ocultando sus orígenes armenios, cuando no bombardeó los monumentos, pero consciente de su potencial turístico, Turquía se ha comprometido, no obstante, a restaurarla y a registrarla como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2017. Pero la restauración de las fachadas aún en pie de la magnífica Catedral de Ani apenas ha convencido a los especialistas, empezando por los armenios, que quisieran trabajar en un sitio donde los arqueólogos armenios y rusos estuvieron activos a principios del siglo XX, cuando la región era rusa. Celebrada en 2001 como la "capital de Armenia" en el milenario de su fundación, Ani alimenta la nostalgia por la patria perdida, como Ararat. Una nostalgia que perdura en estas regiones desoladas, repobladas, después del genocidio, por los armenios de Mouch y Sassoun (cerca de Van), que resistieron heroicamente a los turcos antes de llegar a la Armenia rusa. Conocida por su nacionalismo, esta población rural apegada a sus tradiciones alimenta la esperanza de poder volver a sus tierras ancestrales. Cada 24 de abril, los aldeanos encienden antorchas para recordar a "los de enfrente" que no han olvidado.