Guía de viaje Amberd

Después de atravesar un pequeño bosque de alcornoques, un remanente de una cubierta forestal una vez más densa en las ahora casi desnudas laderas del Arakadz, se llega al sitio de Amberd. Más arriba, los pocos árboles han dado paso a un mundo mineral, con gordos pastos salpicados de enormes flores de amapola policromada en primavera y plagados de lava y otras piedras volcánicas que nos recuerdan que el Arakadz es en realidad un volcán todavía activo hace unos pocos milenios. Hasta mediados del verano, aquí y allá, los ventisqueros emergen sobre el río Amberd, que ha creado un cañón en el flanco sudeste de la montaña. A 2.300 m, en un majestuoso escenario que, si el tiempo lo permite, muestra la llanura de Ereván y el Ararat, destaca la enorme silueta del fuerte medieval de Amberd, y debajo de él, la frágil iglesia de Katoghike con su techo de paraguas.