A 25 km al suroeste de Villa de Leyva y a 2.150 metros sobre el nivel del mar, Ráquira, "la ciudad de las ollas" en lengua chibcha ("rua" significa olla y "quira", ciudad), es el pueblo alfarero por excelencia. Incluso se le ha llamado la capital de la artesanía de Colombia. Sus coloridas fachadas y balcones y su acogedora plaza, con sus estatuas de terracota de los artesanos, la hacen muy atractiva. También está lejos de las masas de turistas en Villa de Leyva. La artesanía es la principal fuente de ingresos en Ráquira. Los indios ya trabajaban la arcilla antes de la llegada de los conquistadores españoles, y los artesanos actuales producen verdaderas maravillas en alfarería y cerámica. Hay para todos los gustos: macetas, platos, cuencos y ollas, figuras religiosas, móviles... La arcilla extraída localmente tiene diferentes colores, negro (presencia de carbón), blanco, rojo y amarillo. También se fabrican desde hace años hermosos bolsos, cestas, ruanas y hamacas, y es posible visitar algunos de los talleres de cerámica. Pregunte en las tiendas si pueden ponerle en contacto con los artesanos. La mayoría de los talleres están situados fuera del centro, a 10-15 minutos a pie, y tienen una buena acogida. Los domingos hay un mercado de artesanía muy interesante, así que trae algo de dinero, ¡es tentador comprarlo todo!La visita al pueblo sólo dura unas horas, pero hay algunos hoteles por si quiere quedarse. Si se encuentra en la zona en octubre, intente asistir al Festival de los Cargueros, un desfile en el que los niños de Ráquira desfilan cargados de ollas y cerámicas. La idea es que las nuevas generaciones se apropien de esta cultura artesanal ancestral que se ha transmitido de generación en generación.

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Place de Ráquira. Nicolas LHULLIER
Galerie artisanale de Ráquira. Nicolas LHULLIER
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