MUSEO DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
El Museo de la Revolución Industrial se encuentra en lo que fue la Liebig Extract of Meat Company (1863-1924) y el Frigorífico Anglo (1924-1979). Catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2015, permite a los visitantes comprender el considerable impacto que tuvo esta fábrica en el procesamiento de alimentos y la exportación de productos a todo el mundo. Algunos historiadores consideran que su llegada a la región marcó el inicio de la revolución industrial en el Río de la Plata. Fue aquí donde se encendió la primera bombilla eléctrica de Uruguay, el 10 de agosto de 1883, tres años antes que en Montevideo. Conocida como "la gran cocina del mundo", la Liebig Extract of Meat Company fue fundada en 1863 por el ingeniero belga George Giebert, que utilizó la técnica patentada por el químico alemán Justus von Liebig para poner en marcha su proyecto de producción de extractos de carne. Liebig, aunque nunca pisó Uruguay, fue director científico de la empresa hasta su muerte en 1873. Durante su carrera, desarrolló la técnica de conservación de la carne en lata y los cubitos de caldo Oxo. Estos productos se convirtieron rápidamente en elementos indispensables de la cocina popular en toda Europa, mientras que antes la carne se consideraba un producto de lujo para la clase trabajadora. Se hicieron tan populares que Julio Verne los eligió como desayuno para los personajes de su famosa novela De la Tierra a la Luna, publicada en 1865. En 1924, la empresa pasó a manos del grupo británico Vestey, que la rebautizó Frigorífico Anglo del Uruguay. Durante la década de 1930, el matadero era capaz de procesar hasta 1.500 vacas al día, por no hablar de miles de ovejas, cerdos y pollos, que luego se procesaban, envasaban y enviaban a todo el mundo. En su mejor momento, la planta llegó a tener una plantilla de 4.000 empleados y sacrificaba hasta 6.000 animales al día. Sin embargo, no supo adaptarse a los cambios de la industria en la segunda mitad del siglo XX y se vio obligada a cerrar en la década de 1970. Hoy en día, aún se pueden comprar pasteles y albóndigas de carne de Fray Bentos, ahora propiedad del grupo escocés Baxters. Esta visita bien puede ser el momento históricamente más significativo de su viaje.
Ne pas manquer la gigantesque fresque humoristique de 15 m2 réalisé il y a peu. Le site, que l'on aurait pu appeler "Musée Liebig" ; a été classé en 1989 "Monument historique national". Machines industrielles, potences pour disséquer les bovins, camionnette des années 1920, sont entourés d'une riche iconographie publicitaire et de quelques curiosités , tel ce bocal de formol avec la (les ?) tête d'un veau bicéphale. Passionnant et pas cher.