Guía de viaje Lüderitz

A pocos kilómetros de Lüderitz, las arenas del desierto se ven abruptamente atravesadas por oscuros salientes de granito, el viento sopla la frialdad del océano y la ciudad aparece en el recodo de las últimas dunas. A la sombra del campanario rosa de la iglesia luterana, las acogedoras casas con fachadas de color pastel y entramado de madera se mezclan con las villas más nuevas del centro de la ciudad. En caso de que el viajero no lo viera, Lüderitz ha conservado sus colores coloniales alemanes El antiguo pueblo de los pioneros del diamante ha adoptado el tranquilo ritmo de vida de un pequeño puerto pesquero sin perder su actividad diamantífera, ahora en alta mar. La bahía de Lüderitz es un refugio natural descubierto en 1488 por los primeros navegantes portugueses. Estos exploradores no se asentaron en esta bahía, que consideraban hostil, sino que la llamaron Angra Pequena (pequeña bahía). Dejaron la cruz de la punta Dias en la península de Lüderitz. Cuatro siglos después, un agente de la firma Lüderitz en Bremen, con la ayuda de la misión de Renania, compró toda la bahía, que fue cedida por el jefe nama Joseph Frederiks por 10.000 marcos y 260 rifles. Sólo se le explicó después de la firma del contrato que las millas en cuestión eran millas geográficas prusianas cuatro veces más largas que las británicas. Frederiks vendió así, sin saberlo, todas sus tierras. El 7 de agosto de 1884, tras obtener la protección del gobierno alemán, Adolf Lüderitz izó aquí la primera bandera alemana. Lüderitzbuch fue la primera ciudad de la antigua África del Sudoeste. En la actualidad, la pesca y la minería son las principales actividades de esta pequeña ciudad. El turismo es la tercera actividad más importante. Lüderitz es una base ideal para visitar la famosa ciudad fantasma de Kolmanskop y merece la pena pasar una o dos noches. La oferta de actividades es muy amplia.