Guía de viaje St. Moritz

La élite gótica visita regularmente Saint-Moritz, apodada la metrópoli de los Alpes. Rodeada de lagos y cumbres, esta estación alberga numerosos hoteles y boutiques de lujo, centros de bienestar e instalaciones de alta gama para practicar esquí, golf y otras actividades para los happy few. Es la estación más importante de los Grisones y de Suiza. Sin embargo, la ciudad es modesta, con 5.500 residentes todo el año y otros 3.000 temporeros. Son muchas las razones de su éxito: el clima seco y soleado (el sol brilla, según el eslogan de la estación, más de 322 días al año), la belleza del paisaje, una larga tradición de hospitalidad y, no menos importante, una clientela cosmopolita muy selecta. Esta estación de lujo conserva el encanto y el ambiente relajado asociados a su proximidad con Italia. El lago, las montañas y la gente que se encuentra con ellos son encantadores.La estación se compone de dos partes: St. Moritz Dorf y St. Moritz Bad. La ciudad principal (Dorf), ligeramente saliente al borde del lago, se extiende en diferentes niveles al pie de las boscosas laderas del Piz Nair (3.057 m). El centro combina estrechas calles y plazas pavimentadas con elegantes boutiques, lujosos hoteles y una torre románica inclinada (Schiefer Turm), recuerdo de la antigua iglesia parroquial de Mauricio, demolida en 1890. Acogedores edificios de arquitectura menos típica rodean un estadio abierto, un picadero, una pista de hielo y una piscina olímpica. Un poco más abajo, con vistas al lago, se encuentra la estación término de los Ferrocarriles Réticos, que prestan servicio a los Grisones, con sus típicos trenecitos rojos. A un kilómetro del pueblo principal, el segundo núcleo de la estación (Bad) ocupa las zonas llanas, el extremo del lago y las orillas del río Inn. Cerca se encuentra el nuevo establecimiento de aguas minerales, inaugurado en 1976, con vistas al sombreado jardín Kurpark.