En el corazón de las montañas del país de Kabye, a unos 400 m de altitud, Kara es una ciudad acogedora y agradable. Durante el gobierno del difunto Gnassingbé Eyadema, siempre se la consideró "la ciudad del presidente", ya que éste permanecía la mayor parte del tiempo a unos pocos kilómetros, en su finca privada de Pya (su pueblo natal). La ciudad no ofrece ninguna atracción particular como tal, pero es un buen lugar para vivir y viajar. En julio y agosto, Kara vive al ritmo de la evala y la akpema, las fiestas tradicionales de la región. La ciudad de Kara es el centro de la región y ofrece muchas excursiones: el campo y las montañas Kabyé, Niamtougou, por su centro de artesanía (Codhani) y su mercado, el más importante de la región. Pero también los pueblos de Défalé bajo los acantilados, el país de Tamberma y su tata fortificada, la región de Bassar y Bandjéli y los restos de altos hornos, Bafilo, su cascada y sus tejedores. La ciudad también es céntrica en cuanto a alojamiento y restaurantes. Está atravesada en su parte central por la carretera nacional que une Lomé con Dapaong, así como por el río Kara, de norte a sur. En la rotonda de Kara, a la izquierda, está el corazón de la ciudad, con la mayoría de los hoteles y restaurantes. A la derecha está la carretera de Kétao. Hay varios lugares para una comida sencilla y agradable. Las cafeterías tienden un puente entre los restaurantes clásicos y las cocinas de las madres

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Fotos e imágenes Kara

Statue de Gnassingbé Eyadema face au Palais des Congrès de la ville de Kara. Rozenn LE ROUX
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