WÜRZBURGER RESIDENZ

Este palacio es una verdadera joya arquitectónica, sin duda uno de los castillos barrocos más suntuosos de Europa. Todo aquí destila elegancia, opulencia y refinamiento. Una visita a la Residencia de Würzburg permite hacerse una idea del estilo de vida principesco de los poderosos eclesiásticos que gobernaron la ciudad durante siglos. Su simetría, que personifica los valores del absolutismo, impresiona al entrar desde la Residenzplatz. Pronto queda claro que este palacio no tiene nada que envidiar a la Residenz de Múnich o al palacio de Schönbrunn de Viena.

La construcción de la Residenz de Würzburgo comenzó en 1720 por iniciativa del príncipe-obispo Johann Philipp Franz von Schönborn. El diseño se encargó a Balthasar Neumann, arquitecto responsable de numerosas obras maestras barrocas y rococó en todo el sur de Alemania. Wurzburgo también le debe la capilla Schönborn del transepto norte de la catedral de San Kilian y el Käppele del Nikolausberg. En total, el palacio tardó más de 60 años en terminarse De hecho, el príncipe-obispo nunca llegó a ver terminadas las obras, muriendo cuatro años después de iniciadas. Afortunadamente, sus sucesores continuaron desarrollando la residencia. La mayoría de las alas laterales de la Residencia fueron destruidas por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, pero un titánico esfuerzo de reconstrucción les ha devuelto su antiguo esplendor. Impresionantes fotos de la ciudad bombardeada dan una idea del trabajo de reconstrucción que se llevó a cabo. En 1981, la UNESCO reconoció oficialmente la genialidad y el carácter excepcional de la Würzburger Residenz incluyéndola en la prestigiosa lista del Patrimonio de la Humanidad. ¡Y este reconocimiento es totalmente merecido! Tampoco es de extrañar que Wurzburgo se encuentre en la Ruta Romántica; de hecho, es la primera parada de la ruta.

La visita al castillo comienza con la gran escalinata que conduce al primer piso. En el techo se encuentra el fresco más grande y famoso del mundo, obra de Giovani Battista Tiepolo, que representa los cuatro continentes conocidos en la época: Europa, Asia, África y América. La alegoría de Europa representa la corte principesca de Wurzburgo, una hábil muestra de poder. Otros lugares destacados de la Residencia son el Sala Blanca o Salón Blanco, con sus ricas molduras en el techo, la inmensa Kaisersaalcon otro fresco de Tiepolo que representa a Barbarroja y numerosos sopraporte con escenas de soberanos de la Antigüedad. Por último, el Spiegelsaalla sala de los espejos, con sus animales y flores pintados en las paredes y que se extienden desde el techo.

La Hofkircheotro de los encantadores hitos del palacio, también fue fruto de la colaboración entre Neumann y Tiepolo. En el interior, es un festival barroco de columnas retorcidas de mármol rosa rematadas por capiteles corintios cubiertos de pan de oro, con numerosas estatuas de mármol blanco... La iglesia no es grande, ¡pero qué espectáculo!

En el ala sur del castillo se encuentra el Museo Martin von Wagner, con colecciones de pinturas y esculturas.

Justo detrás del castillo, el Hofgartenel jardín del castillo, es un ejemplo perfecto de la combinación de los estilos inglés y francés. Todo un éxito. En verano se celebran conciertos en el jardín. ¿Puede imaginarse un marco más hermoso?