KÖNIGSPLATZ
Sitio construido en memoria de los 30.000 bávaros que se alistaron en el ejército de Napoleón y murieron durante la campaña de Rusia.
Un toque del mundo antiguo en pleno centro de Múnich. A principios del siglo XIX, el rey Luis I de Baviera encargó la construcción de esta "plaza real", inspirada en la arquitectura de los antiguos templos griegos. El monarca, fascinado por la antigua Grecia, quería hacer de esta plaza la entrada principal al oeste de la ciudad, al tiempo que construía un foro dedicado a las artes. "No descansaré hasta que Múnich se parezca a Atenas", declaró al tomar posesión en 1825.
Diseñada por Karl von Fischer y construida por Leo von Klenze, esta plaza simétrica tiene todas las características de un ágora neoclásica, enmarcada por tres edificios que se asemejan a templos griegos: los Propileos (Propyläen) al oeste se inspiraron en la Acrópolis de Atenas, laGliptoteca (Glyptothek) al norte y laAntikensammlung (Colección de Arte Antiguo) al sur son como dos templos enfrentados. Estos tres edificios forman un conjunto armonioso en el que los estilos interactúan: a la columnata dórica de los propileos corresponde la columnata jónica de la Gliptoteca, que se enfrenta a la columnata corintia de la Antikensammlung.
La Königsplatz simboliza también los estrechos lazos entre Baviera y el nuevo Estado griego, cuya lucha por la independencia recibió el apoyo financiero de Luis I. Este episodio de la revuelta griega contra el yugo otomano se relata en los frisos de las torres de los propileos. También hay que recordar que el primer rey de los griegos, Otón I, era un príncipe bávaro de la familia Wittelsbach, segundo hijo de Luis I.
La Königsplatz también ha vivido tiempos más oscuros. En 1935, Adolf Hitler hizo cubrir toda la plaza de granito para poder organizar desfiles. También construyó templos en honor de los muertos en el Putsch de la Cervecería de 1923, en el extremo oriental de la plaza. Y en la Arcisstraße, justo al lado de estos templos, estaba la entrada al Führerbau de Hitler, terminado en 1937. El antiguo edificio público nazi alberga ahora la Hochschule für Musik und Theater. Tras la Segunda Guerra Mundial, durante la cual la Königsplatz sufrió grandes daños a causa de los bombardeos aliados, la plaza se utilizó principalmente para aparcar coches, y no recuperó su aspecto original hasta finales de la década de 1980.
Hoy, la Königsplatz vuelve a ser un lugar noble, verde y agradable para tomar el aire y tomar el sol. En verano, se celebran aquí regularmente conciertos al aire libre y eventos cinematográficos.