Guía de viaje Poveglia

El origen del nombre de la isla es incierto. Se dice que puede derivar de Via Popilia, o Piovega, que significa "cosa pública" en veneciano. La isla era una escala en la ruta Endolitoranea, un sistema de canales naturales y artificiales que permitía a los barcos navegar por aguas interiores y evitar así los riesgos de la navegación en mar abierto. Las primeras poblaciones de la isla procedían probablemente de Monselice, Este y la zona de Padua. A partir de 421, fundaron Malamocco y, desde allí, se extendieron a las islas vecinas. Cuando Pepino descendió a Italia en 809, los habitantes de Poveglia contribuyeron tan valientemente a la caza de los francos que se les concedieron numerosos privilegios. Tras ser abandonada, la isla fue repoblada en 846 por los siervos y esclavos del dux Pietro Tradonico. Se construyeron casas (se dice que en el siglo X había unas 800), así como fortificaciones. La población creció hasta tal punto que en el siglo XIV, durante la guerra contra los genoveses, se pidió a Poveglia que proporcionara tantos barcos como tenía Murano. Esta guerra coincidió con el inicio del declive de la isla. Poveglia permaneció prácticamente abandonada hasta finales del siglo XVII. En aquella época, el viento que barría la isla se utilizaba para construir un hospital. Las teorías de la época eran que el viento ahuyentaba los agentes responsables de las enfermedades y actuaba como desinfectante. Poveglia albergó un hospital geriátrico hasta 1968. Después, la isla quedó definitivamente abandonada.En los últimos años, se ha hablado mucho de convertir Poveglia en un pueblo turístico, y el Touring Club Italiano y el Club Mediterráneo quieren participar en el proyecto. Sin embargo, debido a la falta de fondos, Poveglia es ahora una isla fantasma, donde los edificios del antiguo hospital, cada vez más ruinosos, esperan una restauración que tarda en llegar. En verano, a los venecianos les gusta bañarse allí en sus propias barcas y hacer barbacoas de vez en cuando. Pero por la noche nadie se atreve a acercarse, por miedo a los espíritus que deambulan...