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Rožnov pod Radhoštěm, situada en el valle del río Rožnovská Bečva, es una encantadora ciudad checa que respira madera y aire fresco. Su famoso museo al aire libre, situado en el corazón de la ciudad, le sumergirá en el pasado mostrándole cómo vivía la gente en el siglo XIX. No deje de subir al mirador de Jurkovičova rozhledna, que se asemeja a una casa de pan de jengibre y ofrece magníficas vistas de los alrededores. El monte Radhošť también es una visita obligada, con sus estatuas de los santos Constantino y Metodio y su estatua de Radegast, un dios pagano con cuerpo de león y cara de hombre. La ciudad también ofrece una amplia gama de actividades deportivas, como esquí, patinaje, tenis, golf y parapente. Para los amantes de la cultura, hay excursiones a los alrededores de Rožnov pod Radhoštěm, incluida una visita a la exposición de coches Tatra en Kopřivnice o a las ruinas de un castillo en Starý Jičín.