CASTILLO DE VALTICE (STÁTNÍ ZÁMEK)

Ya en el siglo XII, un castillo se alzaba con una enorme silueta sobre Valtice. A lo largo de los siglos, se modificó y transformó hasta convertirse en un monumento de la arquitectura barroca a principios del siglo XVIII, debido principalmente a dos arquitectos: el vienés Fischer von Erlach y el italiano Domenico Martinelli. C. Tencalla y J. Ospel también trabajaron en este proyecto. El patio principal con sus estatuas de Hércules es lo primero que se ve. La fachada refleja perfectamente el ideal de esta época, ya que su trazado sirve de soporte a una expresión más abundante en la que, obviamente, no está ausente la escultura. El patio interior no tiene mucho protagonismo. Destacan los dos hermosos relojes de sol. El interior es extremadamente lujoso: paredes cubiertas de pan de oro, muebles de varias épocas, techos muy decorados... Tanto es así que, en su época de esplendor, el lugar rivalizaba con la corte imperial de Viena. El parque también es magnífico, no hay que perdérselo. Su relieve se ha aprovechado al máximo, lo que le da un aspecto barroco. El arquitecto no quería tener un terreno plano, sino que mantuvo estas colinas para tener algunas zonas ocultas. En el parque se encuentra un museo de la tortura. En el pasado era una habitación donde se almacenaban las verduras del huerto. Hoy se pueden ver todos los diferentes instrumentos de tortura que existían en aquella época. Antes de salir del castillo, puedes echar un vistazo a la vinoteka.