Los mejores restaurantes Bardonecchia

En este restaurante, decorado en madera clara con manteles de colores, se pueden degustar las especialidades de la región a un precio razonable. Una de las más sabrosas es la polenta, una deliciosa sémola local que se sirve concia, es decir, con queso fundido, o con carne guisada. Pero, ¿quizá ya haya oído hablar de ella? Si no, puede optar por una excelente pasta servida con salsas elaboradas con el famoso vino Barolo o el queso Castelmagno del Piamonte, o por una de las muchas pizzas. Servicio muy agradable. Un rato estupendo.

Un muy buen restaurante-pizzería en la calle principal de Bardonecchia desde 1968. En un ambiente sobrio y clásico de montaña, le servirán espaguetis, tallarines, ñoquis y la famosa polenta, todo ello elaborado con ingredientes frescos y cuidadosamente seleccionados. Las pizzas al horno de leña son excelentes, preparadas ante sus propios ojos. La carta de vinos también es de gran calidad. El servicio es tan bueno como la comida: ¡no hay notas falsas!

Un pequeño y sencillo café en la calle principal de Bardonecchia. Abierto todo el día, por la mañana se puede disfrutar de un café o capuchino acompañado de una buena selección de bollería, a la hora de comer encontrará una variedad de grandes paninis y platos italianos sencillos pero nutritivos, y para el aperitivo puede aprovechar la terraza para disfrutar de un spritz u otra bebida con cositas para picar mientras espera la cena. El personal es amable y el ambiente es bueno.

En el centro histórico, este albergue-restaurante, ubicado en una bonita villa de los años 30, es una de las direcciones más reputadas de la región. El chef ofrece platos regionales que reflejan los principios de calidad de la etiqueta Slow Food. La cocina se basa en el mercado y las estaciones, utilizando los productos más frescos, pero con raciones pequeñas. Las ocho habitaciones de la posada Villa Myosotis, cada una con el nombre de Blancanieves y de cada uno de los Siete Enanitos, son acogedoras y confortables.

Atmósfera cálida calentada por una decoración rústica hecha de muros de piedra de montaña y una gran chimenea, y por la cocina típica de la región. Hermosa vista de las laderas, cubiertas de nieve o no, en el corazón de una pequeña aldea que parece permanecer protegida del paso del tiempo. En el menú: polenta concia (con queso fundido, ¡el plato perfecto para recuperar fuerzas!), carnes en salsa o guiso, varios platos de pasta, por supuesto, y postres caseros. Buena elección de vinos. Servicio amigable, personal muy amable.