Gradara está rodeada de murallas con vistas al Adriático. La imponente fortaleza fue en su día la residencia de la familia Malatesta, aficionada a las almenas, antes de pasar a manos de los poderosos Sforza, que mejoraron el lugar hasta convertirlo en una auténtica residencia de lujo. Lucrecia Borgia vivió aquí durante tres años tras su matrimonio con Giovanni Sforza (1493). La fortaleza, ahora propiedad del Estado italiano, contiene entre sus muros obras de arte como una espléndida Madonna de Giovanni Santi (padre de Rafael). Gradara también es conocida por la apasionada historia de amor entre Paolo y Francesca, cantada por Dante en la Divina Comedia.

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