Qué ver y hacer Ferrara

En el corazón del barrio medieval, esta larga y estrecha calle se ha convertido en uno de los símbolos de Ferrara. En el pasado, la mayoría de las actividades comerciales de la ciudad tenían lugar aquí. Su nombre proviene de los volte, los arcos transversales que conectaban las casas de los comerciantes de la parte sur de la calle con los almacenes de la parte norte. Según otra interpretación, los arcos se utilizaron para recuperar espacios habitables en un barrio muy poblado. Algunos se utilizan ahora como pequeñas terrazas. Esta pintoresca calle merece ser recorrida de punta a punta.

En el centro de la ciudad se encuentra el castillo de la familia de Este, imponente y asombroso, rodeado de un foso atravesado por puentes levadizos. En 1385, Nicolás II tomó la decisión de construir este castillo para protegerse de una sublevación popular relacionada con una fuerte presión fiscal, que coincidía con un período de guerra, epidemia y hambruna. Además, un pasadizo permitía a la corte evacuar el palacio vecino y refugiarse directamente en el castillo cuando fuera necesario. A lo largo de los siglos, el castillo fue perdiendo su función defensiva y se convirtió en una de las residencias señoriales más lujosas del Renacimiento. Desde la corte del siglo XV, podemos ver la escalera de caracol con sus amplios escalones que permitían a los caballos llegar hasta la planta noble, para que las mujeres pudieran montarlos cómodamente desde sus apartamentos. En la planta baja, numerosas salas recorren la historia de la familia de Este y la del castillo. También se aprecian las antiguas cocinas y mazmorras de Ugo y Parisina, protagonistas de una de las tramas más dramáticas de la historia familiar. En la planta noble, podemos ver una serie de salas decoradas con sofisticados frescos del siglo XVI que representan alegorías y escenas inspiradas en la mitología. Se trata de obras de varios artistas: Bastianino, Leonardo da Brescia y Ludovico Settevecchi. Desde lo alto de la Torre dei Leoni, cuando la niebla no es demasiado espesa, el panorama de la ciudad hace que la visita valga la pena. El castillo alberga regularmente exposiciones temporales.

Este palacio es uno de los más famosos de la arquitectura renacentista italiana. Esta obra maestra de Biagio Rossetti fue construida a partir de 1493 para Sigismondo d'Este, hermano del duque Hércules I. Se le dio este nombre por los 8500 bloques de mármol tallados en forma de puntas de diamante que adornan su fachada. Obsérvelos con atención, ya que no todos tienen la misma inclinación: en la parte inferior, las puntas están ligeramente inclinadas hacia abajo; en el centro de la fachada son horizontales, y, en la parte superior, se inclinan hacia arriba; todo ello con el fin de jugar con los contrastes de luz. El palacio tuvo que ser restaurado después de haber sufrido un gran destrozo durante la Segunda Guerra Mundial. La primera planta alberga la Pinacoteca Nacional, que dispone de una extensa colección de pinturas de los siglos XIII al XVIII: obras de la escuela ferraresa (Cosmè Tura, Ercole de' Roberti), de Mantegna, de Gentile da Fabriano y del Greco, entre otros muchos. En el salón de honor hay un vasto ciclo de frescos desprendidos de la iglesia de San Bartolo, de estilo bizantino del siglo XIII, así como un fresco del ferrarés Benvenuto Tisi, conocido como «il Garofalo», discípulo de Rafael: el Antiguo y el Nuevo Testamento, con un mensaje subyacente, el triunfo del cristianismo sobre el judaísmo. La planta baja del palacio alberga exposiciones de arte muy interesantes. Encontrará el programa en la página web del palacio.

El palacio Costabili es la obra maestra inacabada de Biaggio Rossetti (el arquitecto responsable de la Addizione Erculea), cuya construcción comenzó por encargo del embajador de Hércules I en la corte del duque de Milán. El edificio cuenta con un hermoso patio y, en la planta baja, unos frescos valiosos. La planta noble alberga el Museo Arqueológico Nacional, que conserva piezas de las necrópolis de Espina, una ciudad portuaria greco-etrusca de los siglos VI a III a. C.

Erigida en el siglo XII, la catedral está dedicada a san Jorge, que está representado en el tímpano del portal central. La fachada es una mezcla armoniosa de los estilos románico y gótico. A la derecha se eleva el majestuoso campanario de mármol, construido entre 1451 y 1596, según un diseño de Leon Battista Alberti. En el interior predomina el estilo barroco del siglo XVIII. En el ábside, se puede admirar un Juicio Final de Bastianino (alumno de Miguel Ángel) que, por venganza, se dice que esculpió el rostro de su prometida entre los condenados, ¡ya que ella no quería casarse con él!

Esta hermosa casa, construida a partir de 1559, pertenecía a Marfisa d'Este, nieta de Alfonso I y Lucrezia Borgia. En el interior se pueden admirar los refinados grotescos de los techos y el mobiliario de los siglos XVI y XVII. La casa se encuentra en Corso Giovecca, el eje linear que separa la ciudad renacentista de la ciudad medieval. Al final de Corso Giovecca se encuentra un gran arco llamado Prospettiva, a través del cual se sube a las murallas.

Construido a partir de mediados del siglo XIII, este palacio fue la primera residencia de la familia Este antes de que la corte se trasladara al castillo en el siglo XVI. La entrada al palacio y al patio está flanqueada por las estatuas de Nicolás III a caballo (lado derecho) y del duque Borso d'Este en el trono (lado izquierdo). En el patio ducal, hoy en día la Piazzetta Municipale, se puede ver una escalera renacentista del siglo XV. A su izquierda se encuentra la antigua capilla, la Capella Ducale, que en su momento albergó numerosos coros y que en la actualidad se usa como teatro.

De origen medieval, fue renovado en 1494 por Biagio Rossetti, el arquitecto de los Estensi. El interior es rico en obras de arte de los siglos XV y XVI.

El MEIS es un nuevo proyecto de museo que pretende dar a conocer la historia y la cultura del judaísmo en Italia. El recorrido rastrea su formación desde la época romana y durante la Edad Media, y define la identidad de la comunidad judía italiana en relación con la de otros lugares de la diáspora. El museo incorpora documentos y reconstrucciones (el Templo de Jerusalén, las primeras sinagogas de Italia...). Se organizan exposiciones temporales.

Los orígenes de la comunidad judía de Ferrara se remontan al siglo XV, cuando la familia d'Este acogió a judíos de Roma, España y Alemania. En 1627, el gobierno pontificio estableció el gueto que se encontraba entre las calles Mazzini, Vignatagliata y Vittoria. Cinco puertas bloqueaban la entrada desde el atardecer hasta el amanecer, que más tarde fueron derribadas por el nuevo reino de Italia en 1859. Hoy en día, el gueto es un barrio tranquilo, con calles pavimentadas con guijarros y bordeadas de pequeñas casas, algunas con balcones de estilo español.

Ferrara está dividida en dos partes por un eje en el sentido oeste-este formado por el Viale Cavour y el Corso Giovecca. Al sur se encuentra el centro histórico, donde destacan la catedral y los callejones medievales. Al norte se sitúa un nuevo barrio, conocido popularmente como la Addizione Erculea, ya que fue construido desde cero a finales del siglo XV a petición de Hércules I d'Este. El proyecto no era una simple extensión del tejido urbano, sino un proyecto urbanístico muy meditado. Las viejas murallas del lado norte fueron demolidas y el arquitecto Biaggio Rossetti creó un nuevo barrio renacentista en torno a dos ejes (el Corso Ercole I d'Este y el Corso Porta Po / Biagio Rossetti / Porta di Mare). En la intersección de los dos ejes, se sitúa el Quadrivio degli Angeli, con sus hermosos palacios, entre ellos el impresionante palacio de los Diamanti. Este proyecto también respondía a otra idea. Las dos avenidas, trazadas dentro de un cuadrado que representa el horóscopo antiguo, correspondían a los equinoccios y, el palacio de los Diamanti, a la posición del sol. En esta Addizione, todo ha sido pensado hasta el último detalle de manera escenográfica, teniendo en cuenta la parte antigua de la ciudad. Los majestuosos palacios se van sucediendo uno tras otro, las amplias avenidas invitan al paseo y, al mismo tiempo, ofrecen hermosas vistas, especialmente del Castello Estense, que, con la incorporación de este nuevo barrio, se encuentra en el centro del tejido urbano. En aquel momento, este proyecto no solo era innovador, sino brillante, de ahí el título que adquirió Ferrara como la primera ciudad moderna de Europa.