Conocida como la Ciudad de las Rosas, la ciudad medieval está enclavada entre poderosas y austeras murallas, que la encierran por sus tres lados hacia tierra y parte del frente marítimo. Nacida hacia el año 1000 y centrada inicialmente en torno a su puerto, Visby se expandió hacia el este, hacia las alturas, antes de que en 1300 el temor a las invasiones extranjeras y a las revueltas campesinas dictara a la burguesía local la construcción de estas altas murallas de piedra gris, a las que las torretas medievales y las pesadas puertas aportaron un aire de fantasía. Hoy, es al este, al pie de las murallas, o al oeste, cerca de la playa y del puerto deportivo, donde el visitante encontrará uno de los cuatro aparcamientos disponibles donde dejar su vehículo. La ciudad, cuya circunferencia no supera los cuatro kilómetros, se dedica ahora casi exclusivamente a los paseos peatonales, a lo largo de las estrechas y sinuosas calles empedradas, que descienden a veces abruptamente hacia el mar.Una ciudad medieval sublime. Caminando por este laberinto de casas de una o dos plantas con muros enlucidos de blanco, rosa, amarillo o azul, a los que da vida la luz pura y a veces centelleante, uno piensa en el esplendor mediterráneo. Allí, en el recodo de una casa burguesa del siglo XVIII, o en un porche rodeado de madreselvas gigantes, se percibe el aroma especiado de los parterres de rosas, presagio de jardines secretos. Al llegar a la estrecha Vårdklockegatan, en las alturas, mirará hacia el mar este apretado grupo de tejados de tejas, del que emergen los tres campanarios negros de la blanca Domkyrkan St. Mary, la única iglesia de la época medieval que aún funciona. De repente, en un césped en pendiente apenas oculto por un pesado castaño, se distingue una alfombra de grandes islas de ruinas, los restos de las diez iglesias que quedaron abandonadas en el siglo XVII. Sus piedras blancas se utilizaron como material para la construcción de las casas de la clase media de Visby. Más adelante, se sentirá atraído por los melodiosos sonidos de un concierto y se sentará en un café al borde de una plaza adoquinada. Hoy, aunque la ciudad ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO para evitar la especulación inmobiliaria y la consiguiente escasez de viviendas, sólo los residentes permanentes de la isla pueden comprar una casa intramuros.

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Remparts de Visby. Thierry Lauzun - Iconotec
Gotland, Visby. Alamer - Iconotec
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