THEATRE DU CHATEAU DE DROTTNINGHOLM
En la época de Gustavo III, este teatro era un centro cultural para la aristocracia del país. Más tarde cayó en el olvido. Fue redescubierto en 1921, como la Bella Durmiente que se despierta tras 100 años de sueño La sala sirve de museo (decorados y maquinaria teatral de finales del siglo XVII) y durante los meses de verano, este magnífico espacio se utiliza para conciertos de ópera, ballet y música de cámara.
Para más información
Información y horarios en THEATRE DU CHATEAU DE DROTTNINGHOLM
Tomar el barco turístico para la isla de Drottningholm (Districmma Kanalbolaget, Tel. (0) 8.587.140 00). Salida delante del ayuntamiento (Stadshusbron). Si no, ir en metro hasta Brommaplan y coger un autobús (todos los números en 300: 302, 305, 318…).
Mensaje de la Dirección
El teatro forma parte del patrimonio del CASTILLO DE DROTTNINGHOLM. Este elegante palacio a orillas del lago Mälaren es la residencia de la familia real desde 1981. Construido en lugar del anterior castillo, que fue destruido por un incendio, este edificio barroco es el orgullo de la Corona sueca. El arquitecto Nicodemus Tessin el Viejo diseñó los planos por encargo de la reina Eduviges Leonor, que consideraba el viejo castillo demasiado tosco y medieval para acoger a los representantes extranjeros. En 1662 comenzó las obras que, un siglo después, darían al edificio su forma definitiva, orientando la decoración hacia el estilo rococó francés.
El gran salón. Todo en falso mármol y trampantojo, poblado de bustos de emperadores romanos, diosas y falsos relieves, este espacio merece una buena observación, para captar los detalles de los frescos e intentar restaurar este estilo intemporal. A la izquierda están los pisos del rey sueco, donde vive con su familia en invierno.
La sala de ceremonias de Hedwig-Eleonora. Probablemente la habitación más suntuosa del castillo y una de las más caras de Europa. Una expresión absoluta del estilo barroco, con adornos dorados, símbolos del poder real. En el techo, un fresco con dos manos que se unen representa el encuentro en el cielo de Eleonora y su marido Carlos XI, fallecido en 1660.
El Salón Chino. Una curiosidad que revela la fascinación del rey Gustavo III por China. Los artistas locales crearon el arte que llegó a conocerse como "chinoiserie" copiando el estilo chino. Un excelente ejemplo de esta tendencia se muestra aquí, con una sorprendente e ingeniosa caldera.
La habitación de Oscar. En las paredes hay tapices de colores intensos. Son los regalos de boda de Edwige Eleonore, encontrados por Oscar II más de 200 años después. Los tapices cuentan la leyenda griega de la sacerdotisa Hero y su amante Leandro, que cada noche cruza a nado el mar de su amada. Un día se desata una tormenta, pero Leander intenta cruzar y se ahoga. Cuando su cuerpo aparece en la orilla, ella muere de pena.
El Salón del Trono. Renovado por iniciativa de Oscar I, hijo de Jean-Baptiste Bernadotte. El monarca, sin duda queriendo situar a su reino entre los más grandes, exhibió su retrato enmarcado por los de Napoleón III y la reina Victoria de Gran Bretaña. Esta sala, con sus altos techos, habría sido utilizada para jugar al bádminton.
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