JARDINES DE TIVOLI

En 1843 Cristián VIII mandó construir este parque, inspirado en el londinense Vauxhall, fuera de las murallas de la ciudad. El rey encargó su creación a Georg Carstensen, un empresario del mundo del espectáculo. En cuanto al nombre, lo tomó prestado de los jardines Tivoli de París. Dedique unas tres horas a recorrer el parque, que cuenta con una de las montañas rusas más antiguas del mundo, controlada manualmente por un operario. Encontrará todas las atracciones habituales de las ferias: diversiones a la antigua usanza, norias y otras atracciones de infarto. Y ¡a dar una vuelta!

Bienvenido a un mundo encantado. Un mundo de golosinas y escenarios de cuento, con juegos de luces, parterres multicolores y efectos acuáticos. La autenticidad del Tivoli proviene de su larga historia: durante 160 años, generaciones de niños y adultos nostálgicos han venido aquí a divertirse. ¡Imagínese! El parque ha recibido alrededor de trescientos millones de visitantes desde su inauguración. Actualmente son cuatro millones y medio cada temporada, de los cuales el 60 % son daneses. Pero, ¿a qué viene tanto fama? ¿de dónde procede la magia de este inmenso jardín? Sin duda, de su ambiente de parque de atracciones del siglo XIX, un poco anticuado. Todo empieza en la entrada, con un pabellón que recuerda al palacio de un maharajá, brillantemente iluminado con guirnaldas de bombillas. Luego vienen los revisores, vestidos como porteros de palacio o mozos de pista de circo: guantes blancos, gorros rojos y trajes con botones dorados. Una vez pasado el control, se entra en el maravilloso mundo de la risa y el juego. Los pasillos serpentean entre pabellones inspirados en la arquitectura de otras tierras: una pagoda china, un castillo de Las mil y una noches, un barco pirata... Alrededor hay atracciones, algunas tradicionales, otras ultramodernas: autos de choque, trenes fantasma, laberintos de cristal, pesca de patos, galerías de tiro... como en los viejos tiempos. En cuanto a las máquinas tragaperras, que hasta finales de la década de 1990 solo ofrecían vales para helados o tiovivos, ahora dan a los afortunados ganadores fichas canjeables por dinero contante y sonante, ¡hasta un máximo de trescientas coronas danesas!

400.000 flores. Los espacios verdes son muy populares entre los daneses. No pasan un día sin ir a un jardín. Tivoli es muy concurrido y bastante tranquilo durante el día: la gente viene aquí a pasear y a entretener a sus hijos. Hay un teatro de marionetas para los más pequeños y un parque infantil vigilado cerca del lago, que es gratuito hasta las seis de la tarde. También se puede dar de comer a los patos, almorzar, admirar los juegos de agua y (cuando hace buen tiempo, por supuesto) contemplar las 400.000 flores, un tercio de las cuales se replantan cada temporada. Cuando cae la noche, el jardín adquiere un aspecto mágico que ni los visitantes más hastiados pueden resistir. Miles de farolillos y lámparas de todas las formas y colores iluminan un entorno casi irreal. Al anochecer se abre un mundo de cuento. Este es el país de Andersen, donde las fábulas y los cuentos forman parte de la vida cotidiana. Y no olvidemos el poder de atracción de Oriente sobre el imaginario de los europeos del siglo XIX. Al placer de la vista se le añade el placer del oído: la banda de jazz New Orleans y la guardia del Tivoli, formada por jóvenes músicos de entre 9 y 16 años, ofrecen conciertos en el escenario al aire libre los sábados por la tarde. Todos los fines de semana, a las 17.30 y las 19.20 h, desfilan por el parque.

Pantomimas y otros espectáculos. Otro lugar mágico es el teatro chino, cuyo telón se abre y se cierra como las alas de un pavo real. El Pantomime Teater, construido en 1874 por Vilhelm Dahlerup, fue el primer edificio del parque. Cada noche, un espectáculo de pantomima mantiene la tradición de la comedia dell'arte. Si le gusta la música o la danza, el parque también cuenta con una sala de conciertos: Concerthus, precedida por una rotonda, y Glasshalen, el Salón de Cristal. Aquí se programan revistas, ballets y conciertos. Uno de los principales acontecimientos de cada año es el Festival de Danza de Copenhague, que acoge a compañías de ballet de todo el mundo. Asimismo, la Orquesta Sinfónica de Tivoli ofrece unos cincuenta conciertos al año. Por último, pero no por ello menos importante, está el gran acuario de agua salada, del que se dice que es el mayor del mundo.

Halloween y Navidad en Tivoli. Ante el descenso del número de visitantes en los últimos años, el Tivoli se ha propuesto recuperar a un público más joven abriendo sus puertas hasta medianoche o hasta la una de la madrugada (los fines de semana) y programando conciertos de pop y rock los viernes por la noche. El objetivo es ofrecer entretenimiento renovado constantemente. Por ejemplo, el parque abre durante las fiestas de Todos los Santos y Navidad, con las temáticas apropiadas a estas fechas.

Información práctica. Los visitantes que hayan comprado previamente la entrada pueden acceder al Tívoli directamente por las distintas puertas que se abren en su perímetro. Los titulares de la Copenhagen Card, en cambio, deben pasar por la taquilla de la entrada principal. La entrada no incluye el acceso a las atracciones, que son de pago. El parque abre en diversos periodos del año: de abril a finales de septiembre, para la festividad de Todos los Santos y durante las vacaciones de Navidad. El recinto cuenta con numerosos restaurantes.