Guía de viaje Sulina

Situada en el extremo del brazo que lleva su nombre, es la ciudad más grande del delta, con unos 3.000 habitantes. A primera vista, Sulina puede parecer un poco triste, con su fábrica de conservas de pescado y su astillero abandonados. Pero su encanto procede de la sensación de estar en el fin del mundo y de la huella de su floreciente pasado: la ciudad vivió una época gloriosa desde mediados del siglo XIX (y hasta mediados del XX), con la canalización del brazo y la creación en 1856 de la Comisión Europea del Danubio para gestionar la navegación por el río. Muchos extranjeros se instalaron aquí: armenios, alemanes, italianos, turcos, judíos, griegos y otros. Construyeron aquí hermosas casas, que aún se pueden ver hoy en día, pero muchas de las cuales están en mal estado o incluso en ruinas. Las huellas de este pasado cosmopolita son especialmente visibles en el cementerio, que bien merece una visita. Hay tumbas en inglés junto a otras en alemán e italiano. También hay una parcela turco-musulmana, justo al lado de la judía. Y si se busca bien, ¡hasta se encuentra la tumba de un pirata griego! En cuanto a monumentos, Sulina cuenta con tres faros: el más antiguo, de principios del siglo XIX, está situado en el centro (strada II, 43). Alberga un museo, cerrado por renovación hasta 2022. Otro faro, de 1887, se encuentra en la orilla izquierda del Danubio. El tercero, más reciente y de 48 metros de altura, está lejos de la ciudad, a la entrada del canal de navegación. Al final de la Strada I, que bordea el río, también se puede admirar el antiguo palacio de la Comisión Europea. No muy lejos se encuentra la catedral Sfântul Nicolae, construida en 1910 en estilo neorrománico. La playa de Sulina, una larga extensión de naturaleza salvaje a orillas del Mar Negro, está a 2 kilómetros del centro.