Al parecer, las aguas de este balneario, enclavado en un magnífico paisaje, ya eran conocidas por los dacios. Pero su fuente principal, Căciulata 1, fue descubierta en 1830. Napoleón III compraba regularmente botellas de agua de Călimăneşti. Víctima de su propio éxito, el pueblo se ha visto un tanto arruinado por los hoteles construidos durante la época comunista. Otros hoteles más antiguos, como el Hotel Central, todo blanco con torrecillas, siguen ahí, dando testimonio de un pasado prestigioso. La mejor época para visitarlo es la primera semana de agosto, cuando el pueblo se anima con el Festival Folclórico de Olt y su mercado de cerámica.

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