Le Babylon, célèbre cinéma de Berlin. (c) FDR Stock - Shutterstock.com.jpg
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Desde los comienzos hasta la Segunda Guerra Mundial

El séptimo arte llegó a Berlín en 1895, de la mano de los hermanos Max y Emil Skladanowsky (originarios de la capital), que presentaron su bioskop (cámara fotográfica animada) de proyección en el Wintergarten. Los años veinte, bajo la égida de la Universum Film Aktiengesellschaft (UFA), fueron la primera edad de oro del cine berlinés. La UFA se estableció rápidamente como la principal productora del país, con estudios en el distrito de Berlín-Tempelhof. Películas expresionistas como El gabinete del Dr. Caligari (1919), de Robert Wiene, Nosferatu el vampiro (1922), de Friedrich Wilhelm Murnau, Dr. Mabuse (1922) y, por supuesto, la obra maestra de Fritz Lang, Metrópolis (rodada en Berlín en 1925), todas ellas producidas bajo la bandera de la UFA, son ejemplos sorprendentes de la riqueza del cine berlinés de la época. Películas como La última carcajada (1924, de F.W. Murnau), Variety (1925, con escenas de circo rodadas en el Wintergarten) y Berlín, sinfonía de una gran ciudad (1927, de Walter Ruttman) también pusieron a la capital alemana en el punto de mira. Al agotarse la vena expresionista, fue sustituida por una tendencia realista, caracterizada en particular por las películas de Georg Wilhelm Pabst(Loulou, 1929) y Joseph von Sternberg(El ángel azul, 1930). La llegada de Hitler en 1933 provocó el exilio de la élite cultural. El cine no se libró, y sólo se permitió la exhibición de películas que, de un modo u otro, elogiaban al régimen. Los dos ejemplos más significativos fueron Le Juif Süss (1940), de Veit Harlan, y Les Dieux du stade (1938), de Leni Riefenstahl, película rodada con motivo de los Juegos Olímpicos de Berlín. Años más tarde, L'As des As (1982, protagonizada por Jean-Paul Belmondo) sitúa parte de su trama durante este gran acontecimiento deportivo.

Berlín, una referencia del cine alemán

Tras la Segunda Guerra Mundial, no fue hasta mediados de la década de 1960 y las películas de Volker Schlöndorff y Werner Herzog -a menudo adaptaciones de famosos textos literarios- cuando el cine alemán volvió a alcanzar renombre internacional. En una línea más social, militante y provocadora, Werner Rainer Fassbinder (1945-1982) rehabilitó Berlín como ciudad cinematográfica, entregando obras maestras como El mercader de las cuatro estaciones en 1971, Todos los demás se llaman Alí en 1973 y El matrimonio de Maria Braun en 1978, sin olvidar la docena de episodios televisivos basados en la famosa novela de Alfred Döblin Berlín Alexanderplatz. Por parte de Alemania Oriental, la DEFA, la productora nacional, coordinó la realización de más de 700 películas. Entre las más destacadas se encuentran Der Geteilte Himmel (1964), de Konrad Wolf, La leyenda de Paul y Paula (1972), de Heiner Warow, y Jacob el mentiroso (1974), de Frank Beyer. Se disolvió tras la reunificación, y los estudios de Babelsberg de la DEFA son ahora propiedad de Universal. En 1989, una de las últimas obras de la DEFA, Coming Out (de Heiner Carow), fue la única película de temática homosexual producida por la empresa. Otras películas realizadas en Berlín durante este periodo son El pasajero (1988), de Thomas Brasch, y La tela de araña (1989), de Bernhard Wicki, ambas proyectadas en Cannes; pero sobre todo Las alas del deseo (1987), de Wim Wenders, que ganó la Palma al mejor director y es una referencia esencial del cine alemán.

Desde 1990 hasta hoy

En 1992, Wim Wenders nos ofreció la esperada continuación de su obra maestra Las alas del deseo: Tan lejos, tan cerca, la historia de un ángel en el Berlín reunificado. Los años noventa berlineses siguen siendo fructíferos en términos cinematográficos, con obras como Noche de paz (1995, galardonada con una mención de honor en la 46ª Berlinale), de Dany Levi, y Cours Lola, cours (1998), de Tom Tykwer. Los años de la Alemania del Este se van tratando poco a poco en el cine, en clave de humor, con Sonnenallee (1999), que narra las aventuras de Michael y sus amigos en los años 80 a lo largo de la Sonnenallee; en el gran éxito ¡Adiós Lenin! (Wolfgang Becker, 2003), en la que Daniel Brühl recrea la RDA en un piso de Berlín; pero también de forma seria y trágica a través de las actividades de la Stasi en La vida de los otros (2006, Oscar a la mejor película extranjera en 2007), de Florian Henckel von Donnersmarck. El director alemán Hannes Stöhr también ha dedicado dos de sus películas a la capital: Berlín está en Alemania (2002), la historia de un antiguo prisionero del Este que descubre el nuevo Berlín tras la reunificación, y Berlin Calling (2008), una obra sobre la vida nocturna berlinesa a través del tumultuoso destino de un DJ interpretado por el famoso Paul Kalkbrenner. Entre sus películas más recientes figuran Barbara (2012, Oso de Plata al Mejor Director), de Christian Petzold; Victoria (2015) de Sébastien Schipper, un thriller rodado en un único plano secuencia, así como las series Babylon Berlin (2017-) de Volker Kutscher, ambientada en el Berlín de 1929, bajo la República de Weimar, y Charité (2017-) dirigida por Sönke Wortmann, cuyas dos temporadas, aunque ambientadas en dos épocas diferentes (la primera en 1888 y la segunda durante la Segunda Guerra Mundial), se desarrollan en el Hospital Charité de Berlín.

La Berlinale, un festival muy accesible al público

Por último, pero no por ello menos importante, no se puede hablar de Berlín en términos cinematográficos sin mencionar la Berlinale, el festival de cine berlinés considerado una de las citas ineludibles del mundo del cine. Su particularidad es que se celebra en pleno centro de la ciudad, en la Potsdamer Platz, y ofrece un amplio acceso al público, que puede asistir a todas las proyecciones. En la selección oficial, la competición por los Osos de Oro y de Plata constituye el núcleo del festival. Otros aspectos destacados del festival son la sección Panorama, con más de 30 estrenos mundiales, la sección German Film Perspective y el Foro Internacional del Cine Joven. Y el interés por la Berlinale crece cada año: más de 20.000 profesionales y visitantes, así como casi 4.000 periodistas, se dan cita en el certamen. En 2023, dos películas francesas ganaron el Oso de Oro (el premio más prestigioso del festival) y el Oso de Plata. El Oso de Oro fue para el cineasta Nicolas Philibert por su documental Sur l'Adamant, mientras que el Oso de Plata al Mejor Director recayó en Philippe Garrel por Le Grand chariot. El Gran Premio del Jurado fue para Red Sky, del alemán Christian Petzold.