KARL-LIEBKNECHT-STRAßE
La Karl-Liebknecht-Strasse es tan mítica por su atmósfera como interminable por su tamaño. Esta es la calle de Leipzig, la avenida reina de los noctámbulos, que se extiende desde el centro-sur de la ciudad hasta el distrito de Connewitz. Construida a finales del siglo XIX, con una longitud de 2,5 km, esta arteria de Südvorstadt se fue consolidando a los ojos de todos, tras la caída del Muro, como una institución líder en cuanto a lugares para salir y actividades culturales altamente especializadas, a diferencia de un centro urbano marcado sobre todo por la posibilidad de hacer puras y duras "compras". La que la gente de Leipzig llama cariñosamente "Karli" se ilustra mejor con sus cines emblemáticos (NaTo y Prager Frühling), sus restaurantes temáticos, sus clubes y establecimientos creativos. En realidad, la avenida entrega la postal de una auténtica Leipzig, todo lo que se necesita para que los caminantes y los habituales, tanto locales como turistas, descubran la ciudad en inmersión, se tomen el tiempo para vivir y se diviertan tanto como sea posible. La calle Karl-Liebknecht-Strasse logra cultivar su alma anterior y optar por una reconversión urbana gradual y adecuada. El Feinkost (en la esquina de Braustrasse) es un símbolo de esto. Esta antigua fábrica de conservas de la época comunista se ha transformado en un lugar "hippie-alternativo" muy colorido, donde se mezclan discotecas, tiendas de moda, algunas oficinas para autónomos y galerías de arte. Lo mismo ocurre con la Kulturfabrik (fábrica de cultura) Werk II, que ahora alberga, entre otras cosas, un teatro y una sala de conciertos. En cuanto a las innumerables direcciones de bares, se caracterizan por su diversidad y por la audaz mezcla de gustos y tiempos.
Arquitectónicamente, el Karli está bordeado por muchos edificios de estilo Belle Epoque, la sección más elegante de los cuales se encuentra entre el Petersteinweg (que comienza en el Ring) y la Kurt-Eisner-Strasse. Entre los lugares de interés para descubrir a cualquier precio se encuentra la Fischer-Art-Haus (en el número 43). Su fachada multicolor está cubierta de muchas caras improbables y divertidas, una zambullida en la jungla urbana que representa un compromiso ciudadano como una filigrana.