MUSEO DE VIDRIO Y CERÁMICA (ABGINEH)
A pesar de su modesto tamaño, es uno de los museos más bellos de la capital. Alberga trece departamentos en una pequeña maravilla de palacio que data de la dinastía qadjar (1794-1925). El edificio, en el corazón de un pequeño jardín lleno de encanto, fue construido para servir de residencia privada a una gran familia persanana. Ha acogido a la embajada de Egipto durante un tiempo. Este pabellón, matrimonio con estilos oriental y occidental, posee una elegante escalera de madera de caracol que conduce a las salas de la primera planta. El artesonado, delicadamente esculpido, y las molduras de estuco clásico en las paredes y los techos son encantadoras. Entre las amplias colecciones expuestas y bien puestas, nos centraremos especialmente en las magníficas piezas de cristal de roca, algunas de las cuales datan en la época aquienoida y en las bellísimas cerámicas de Kashan procedentes de excavaciones arqueológicas.
También se observarán bonitas lámparas de perfumes, algunas de las cuales datan del III milenio a. C. y proceden de Choqa Zambil, donde se encontraba una de las mayores cerámicas del mundo antiguo. En la primera planta encontrarás las producciones de cristal y cerámica más tardías, que datan del período islámico. Si de nuevo son los objetos de cristal que tienden a atraer la mirada, no te olvides de echar un vistazo a tres pequeños bols de arcilla totalmente recubiertos de una fina escritura identificada como arameo.
Después de la destrucción de los talleres durante la invasión de Mongolia, esperó décadas antes de que se produjera una renovación de las técnicas y surgiera una nueva artesanía. Son las nuevas técnicas de esta época las que se exponen en la tercera sala de la planta, con muy bonitas piezas procedentes de los centros de producción de Shiraz e Ispahan. La pequeña tienda propone una guía del museo en inglés, algunas réplicas de las piezas expuestas y joyas de plata y turquesa.
Le bâtiment à lui seul vaudrait une visite pour admirer son bel escalier en bois avec un impressionnant lustre de cristal, ses salles aux boiseries sculptées et aux moulures sur les murs et les plafonds.
La collection des oeuvres exposées mérite une visite. Il n'y a pas trop de pièces mais celles que l'on peut voir sont exceptionnelles et sont bien mises en valeur.
La disposition a été faite de manière chronologique et thématique, du IV ème siècle avant JC au XIXème siècle.
A noter qu'il est possible de prendre des photos.