MUSEO ARQUEOLÓGICO GUSTAVO LE PAIGE
En la entrada, una estatua rinde homenaje al padre Le Paige, un misionero belga, recuerda todos los esfuerzos que ha realizado para crear este museo y reunir la colección, de gran valor.
Esta colección nos muestra la evolución de la cultura de Atanur y de sus 11.000 años de historia, de los primeros cazadores del Paleolítico hasta las influencias de la cultura boliviana de Tiwanaku. Las piezas presentadas, en particular cerámicas y puntas de flecha, se seleccionaron entre casi 380.000 piezas arqueológicas. Se admirarán las tabletas de las que se servían los chamanes para absorber sus alucinógenos, tabletas con frecuencia adornados con una cabeza de animal, cuyos ojos están en lapisli. El museo ofrecía también la oportunidad de informarse sobre las técnicas de momificación y la importancia de la deformación craneal como rito social, pero ya no alberga cráneos ni esta famosa momia que los chilenos afectaron afectuosamente a Miss Chile, por respeto a los difuntos. Una pequeña herboristería te familiarizará con las plantas de la región y luego llega a la sala de tesoros atacameanos, con sus magníficas joyas de oro. Las pinturas murales nos hacen admirar la sencillez y la belleza del arte rupestre. Por último, la última parte de la visita se dedica a las influencias de Tiwanaku y, más tarde, a los Incas. Destaca la arquitectura particular del museo: sus salas de exposición son las ramas de una estrella cuyo entorno está ocupado por una tumba.