Guía de viaje Tinghir

Construida a lo largo del uadi del Todra, a 51 km de Boumalne, esta gran ciudad está plantada en medio de un palmeral sorprendentemente denso. A poco más de 1.000 m de altitud, goza de una situación excepcional. Su palmeral figura entre los más bellos de Marruecos, la vegetación es realmente exuberante y los cultivos abundantes. Las posibilidades para pasear son múltiples: puede perderse y recorrer los 25 km de palmeral que conducen a las gargantas del Todra. Al borde del palmeral, hay que visitar la casbah de los senegaleses y la casbah de los judíos, que ofrecen unas vistas soberbias. En las alturas se alza la antigua casba de Glaoui, hoy en ruinas. La mejor hora para pasear es al atardecer. Enrojecidas por el sol, las montañas y el verde de la vegetación crean un contraste sorprendente. En el centro de la ciudad, muchos vendedores ambulantes y guías se ofrecen a llevarle a recorrer el desfiladero; basta con declinar la oferta. El zoco merece la pena; se encuentra detrás de la calle Hassan II y la plaza Zaïd Ouhmed. Las gargantas del Todra son impresionantes, aunque el turismo de masas les ha quitado parte de su encanto. También es una región que hará las delicias de los aficionados a la escalada. Las compañías de autobuses ofrecen conexiones diarias con Marrakech a través de Ouarzazate, Er-Rachidia, Erfoud y Rissani. Estos trayectos también son posibles en taxi grande. También se puede atravesar el Valle de los Pájaros directamente hasta N'Kob, pasando por Ikniouin. El trayecto se realiza por pista en un autobús abarrotado y dura unas 7 horas.