A unos 50 minutos de Mokolo, en la pista que lleva a Rhumsiki, Mbondogo es un pueblo en plena transformación. En los últimos años han surgido edificios modernos, incluida una iglesia. Pero sigue siendo un pueblo de agricultores y pastores, con casas de adobe y paja en su mayor parte. A pesar de los edificios modernos que han surgido recientemente, es en esta parte del país donde más se puede conocer el modo de vida de los habitantes del Extremo Norte. Aunque Mbondogo es un pueblo en plena transición, ser testigo de este cambio hacia la modernidad sigue siendo una experiencia impactante.A lo largo de la pista se pueden ver rebaños de cebúes, normalmente conducidos por niños. Varias veces al día, acuden a beber a los estanques del pueblo, que tienen la particularidad de no secarse nunca del todo, ni siquiera en mayo, al final de la estación seca. A la salida del pueblo, en lo alto de una colina, se encuentra un bonito paisaje verde, todavía marcado por enormes rocas de granito. Hasta donde alcanza la vista en dirección a Rhumsiki, el terreno está cubierto de árboles y monolitos de granito de formas extrañas. A ambos lados de la pista hay hermosas casas tradicionales. Baste decir que, más allá del pueblo en sí, es el espectáculo del paisaje circundante lo que le recompensará por los largos y algo caóticos minutos en la pista.

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