La ciudad de Bahla es una de las más antiguas del sultanato, ya que se remonta aproximadamente alIII milenio a.C. Antaño estaba rodeada por una muralla de más de 12 km de largo, perforada por 7 puertas, de las que hoy quedan varios restos. Es conocida sobre todo por su fuerte, uno de los más antiguos e imponentes del país, que, junto con todo el casco antiguo, es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1987. Aparte del fuerte, el pueblo en sí merece una visita, sobre todo por su zoco, donde se comercia con ganado, especias, joyas, alfombras, khanjars (de la mejor calidad aquí) y otras mercancías. Esta animada zona comercial se organiza en torno a una plaza y su centenario azufaifo, bajo cuya sombra la gente suele charlar. Se dice que este árbol protege a la ciudad de los malos espíritus, ¡los djinns! Al cruzar el zoco y subir por una callejuela hacia el casco antiguo, se llega a la zona de los alfareros, famosa desde siempre en Bahla por la calidad de la arcilla de los alrededores. Todavía quedan algunos puestos donde se puede ver trabajar a los artesanos (exclusivamente hombres), a veces todavía con ruedas manuales. Es aquí donde se fabrican dos de las vasijas más utilizadas en Omán: la de cuello alto para guardar dátiles y la de fondo redondo con una cuerda atada al cuello para almacenar agua.

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Le fort de Bahla. Cathyline DAIRIN
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