Guía de viaje Caídas Bts Rusumo

El camino a Rusumo es suntuoso. Primero un paisaje de colinas, luego relieves que recuerdan a la Auvernia, zambullidas hacia el lago Cyambwe, y la travesía de pueblos tradicionales como Mulindi o Nasho donde todo da ganas de detenerse: la arquitectura y el color de las fachadas, los carteles de los restaurantes, el buen humor de los habitantes, el encuentro con las vacas de cuernos larguísimos. El puesto fronterizo ha sido reformado, con nuevas oficinas y un aparcamiento para camiones, sin olvidar la infraestructura de la central hidroeléctrica cercana. Se ha construido un nuevo puente para sustituir al antiguo, de metal y madera, símbolo trágico del genocidio ruandés y de la huida de varios cientos de miles de personas a la vecina Tanzania en 1994. Es también a través de este puente que los primeros europeos llegaron a Ruanda, los alemanes en 1894, seguidos mucho más tarde por los belgas que tomaron posesión de Ruanda a costa de Alemania en 1916. Las cataratas de Rusumo están a caballo entre Ruanda y Tanzania, por lo que el puente era el único lugar para cruzar el río. Hoy en día, el nuevo puente de Rusumo se ha convertido en un símbolo de un futuro prometedor y permite transportar por carretera una gran parte de las importaciones de Ruanda. Desde el viejo puente, todavía es posible admirar el río Akagera mientras se estrella en violentas cascadas, goteando finas gotas sobre los caminantes. Cuidado: hay que pedir permiso a los funcionarios de aduanas ruandeses antes de utilizar el viejo puente.