Es el más imponente monumento de estilo manuelino, como si estuviera adornado con encaje blanco...
El más imponente monumento manuelino, el más notable arquitectónicamente, envuelto en una hermosa luz que subraya su blancura. Además, su fachada fue restaurada en 2017 y recuperó su blancura y nobleza originales. Se construyó en el lugar de una capilla diseñada bajo el mandato de Enrique el Navegante (1394-1460), el hombre que allanó el camino para los grandes descubrimientos. Su construcción se inició en 1502 y la edificación de este complejo (la iglesia, el claustro y el convento están clasificados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) se financió con el oro y las especias de las colonias. Tomará cien años en total para superarlo. En el siglo XIX, se añadió el gran ala oeste (actualmente el Museo Arqueológico), plagiando laboriosamente el estilo del edificio principal. Los portales son en todos los sentidos admirables, llenos de escenas para leer: aquí las estatuas del Rey Manuel y su esposa, allí la estatua de Enrique el Navegante, o los bajorrelieves que cuentan la vida de San Jerónimo. En el portal sur abundan los detalles típicos manuelinos: peces, cuerdas, corales... y la cruz de la Orden de Cristo que nos recuerda que las expediciones marítimas fueron financiadas en gran parte por esta orden. A menudo se tiene la tentación, por falta de tiempo, de no visitarlo, pero es una lástima.
La iglesia tiene tres naves con un hermoso vuelo (tiene 20 m de altura), las bóvedas descansan sobre frágiles pilares ornamentados. La luz es verdaderamente mística, no es de extrañar: la iglesia alberga las tumbas de Vasco de Gama y Luis de Camões. En el coro, los sarcófagos que llevan los elefantes estilizados son los de Manuel I, Joao III y sus esposas. El refectorio también es interesante con sus azulejos y su bóveda baja.
Desde la iglesia se accede a la obra maestra de la arquitectura manuelina: el claustro. Un día de sol revelará su perfecta armonía y sus tonos cremosos. Reinado absoluto de la piedra esculpida: no una columna, un capitel, un pilar, un arco que no es un pretexto con motivos, entrelazados, variaciones en el follaje ornamental, el simbolismo de los círculos, puntuados por diferentes gárgolas. Profusión y frondosidad de la naturaleza, ordenada en simetría ya que - ley de la armonía - domina. Hablando de simetría, notarán un lugar en la iglesia marcado con un azulejo negro, donde Cristo arriba corta el rosetón exactamente en el medio. La pequeña fuente, situada en una sección del claustro, solía estar en el centro. Representa a un león domesticado arrodillado en una oración a Dios..
L'entrée est gratuite avec la lisboa card mais il faut quand même faire la queue pour rentrer à l'intérieur, venez y tôt.