Guía de viaje Stellenbosch

Sus calles plantadas de grandes robles, sus casas blancas con pesadas puertas de madera, sus elaborados frontones, sus viñedos tricentenarios, sus hoteles como museos y sus restaurantes con techos artesonados... Todo empezó el 6 de noviembre de 1679, cuando el gobernador Simon van der Stel descubrió un valle encantador a unos 48 km de Ciudad del Cabo. Un apacible río serpentea por la abundante hierba con un telón de fondo montañoso. El entorno y el clima eran ideales para el desarrollo agrícola. En 1682, un representante de la colonia se instaló oficialmente en Stellenbosch, cerca del río Eerste. La ciudad pionera ocupa un lugar especial en la memoria colectiva de los sudafricanos blancos. Se dice que es la prueba de que todo empezó bien, un modelo de elegancia y refinamiento, una forma de redimirse de la historia que más tarde se le iba a poner cara. En la actualidad, Stellenbosch es una de las principales ciudades universitarias de Sudáfrica. Más de 20.000 alumnos asisten a clases impartidas principalmente en afrikaans. No busque los nombres de las calles a ras de suelo, ya que están escritos en el pavimento. La ciudad es agradable, un poco como una galería al aire libre con obras de arte, sobre todo esculturas, que jalonan las calles. El arte salpica los paseos por el centro de la ciudad. A menudo, esculturas de acero: bailarinas o caballos con las crines al viento. Luego se detiene en bonitos patios sombreados donde se entremezclan cafés y algunas tiendas.