CUEVA DE EL CASTILLO

Las pinturas de la cueva de El Castillo fueron descubiertas en 1903, durante la oleada de exploraciones que siguieron a la autentificación de las pinturas de Altamira. Ya en 1906, se permitió el acceso al público mientras las excavaciones estaban en curso. Como se puede ver en el descenso a la primera sala, los arqueólogos excavaron hasta una gran profundidad, 18 metros bajo el nivel del suelo en el momento del descubrimiento. Los rastros de la ocupación se remontan a 200000 años, y se han encontrado muchos vestigios del hombre de Neandertal. En cuanto a las pinturas, la más antigua se ha datado en 41000 años, lo que implica que podrían haber sido realizadas por neandertales, aunque no hay forma de demostrarlo, ya que la cueva también fue ocupada por el Homo sapiens. En cualquier caso, es uno de los pocos lugares en los que los diferentes estratos de ocupación aparecen claramente durante un período tan largo.

La peculiaridad de la cueva de El Castillo radica en la abundancia de motivos pintados en ella. Se contaron cerca de 3000 signos, dibujos y motivos, con no menos de 64 manos negativas adheridas a un gran panel, de las cuales solo seis eran zurdas. También se han identificado unas veinte figuras antropomórficas. Entre los animales, podrá ver un bisonte con la cabeza hacia abajo, similar al bisonte de Altamira, caballos, cabras o un mamut. Observe la cantidad de detalles y curvas, así como el uso de grietas y volúmenes de la piedra para dar más realismo a los animales.

Cada rincón de la cueva ha sido pintado. En un hueco, lejos de la galería central, hay unas treinta manos y un búfalo en el techo de una cavidad. En otra cavidad se alinean una serie de símbolos obtenidos mediante la alineación de puntos y la formación de patrones geométricos imposibles de interpretar. Los puntos forman referencias a la altura de un humano, a lo largo de la cueva.

Aunque la cueva de El Castillo no contuviera todos estos tesoros de arte rupestre, valdría la pena visitarla por sus formaciones geológicas. En efecto, son admirables a lo largo de todo el recorrido, con estalactitas y estalagmitas, cortinas, esculturas naturales y colores sorprendentes que van del blanco al negro pasando por el gris o el rojo.

La cueva de El Castillo fue catalogadas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 2008.