En la carretera Hania-Rethymnon, esta pequeña ciudad es famosa por su estilo de vida relajado y la calidad de sus pequeños bares a la sombra de los plátanos, en la confluencia de los ríos Voutakas y Vrisanos, que proporcionan un agradable frescor en verano. Se puede admirar un puente de la época helenística, perdido en un entorno bucólico. Fue destruido y luego reconstruido con añadidos durante los periodos veneciano y otomano. Cerca del puente se encuentran los restos de un molino (ahora un bar) y un molino de viento utilizado para elevar el agua. Vrisses sigue siendo famosa por su yogur de oveja (puede pedirlo, con miel, en una de las kafeneia o comprarlo directamente en uno de los minimercados). Es una visita obligada de camino a Hora Sfakion y la costa sur: cuando hace calor, es un buen lugar para tomar algo o aprovisionarse. En la arteria principal del pueblo se encuentran los distintos comercios: un cajero automático, una gasolinera, la oficina de correos y una panadería con excelentes paximadia, necesarias para elaborar los deliciosos dakos.

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