Ksar Ghilane es desde hace tiempo un paraíso del desierto, con una fuente de agua natural, especialmente popular entre los beduinos. Este encantador lugar se ha visto perjudicado por un turismo inexplicable, con el rugido de los quads, la construcción de cafés y los alojamientos de pie, con poca (¿o ninguna?) restricción o preocupación por el medio ambiente. La zona que rodea el manantial está ahora bastante sucia, contaminada con plásticos... ¡y abandonada por la mayoría de los nómadas! Ksar Ghilane es en realidad tres lugares: el manantial en cuestión, la pequeña aldea construida en sus alrededores y el fuerte de Tisavar, a una hora de camino desde el pueblo. Este fuerte se construyó durante el reinado del emperador Cómodo y era un puesto avanzado en la frontera romana. Conserva su estructura rectangular, su parapeto y su patio, en cuyo centro se encuentra un antiguo templo dedicado a Júpiter. Excavado en 1900, este fuerte tuvo un episodio notable durante la campaña de Túnez en 1943. Se utilizó como vivac para los soldados de la columna Leclerc que habían ido al norte por Ksar Ghilane. Una placa conmemorativa a la entrada del pueblo da testimonio de este acontecimiento. El manantial está (muy) rodeado de cafés y otras tiendas de artesanía. Ksar Ghilane sigue siendo hoy en día un punto de partida para los meharees, el senderismo y los paseos en 4×4 o en quad. Afortunadamente, al alejarse del ruido de los turistas poco concienciados, ¡la magia del Sahara sigue funcionando!

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