Guía de viaje Mahdia

A 200 kilómetros de la capital y a 60 kilómetros de Susa se encuentra esta magnífica pequeña ciudad que sería una verdadera lástima perderse durante su estancia en Túnez Llena de encanto e historia, merece la pena pasar al menos un día en Mahdia. Construida en la península rocosa del Cabo de África (1.400 metros de largo y 500 de ancho), Mahdia requiere una atención especial por su privilegiada posición geográfica, su agitada historia y sus ricos yacimientos arqueológicos y monumentos que se remontan a las épocas fenicia, fatimí y otomana. Ya en los siglos VI y VII a.C., Mahdia estaba bajo ocupación púnica, como atestiguan el puerto y la necrópolis. El periodo fatimí siguió, a principios del siglo X, con la llegada de Obeid Allah el Mehdi. Ambicioso partidario de un nuevo chiísmo, perturbó el entorno islámico ortodoxo de Kairuán. Con sus partidarios, abandonó el palacio aglabí de Raggada para construir una ciudad fortificada entre 916 y 921. Se eligió el antiguo puesto comercial cartaginés del Cabo de África. Ha nacido Mahdia.Esta rama fatimí también habría sido la fundadora de la ciudad egipcia de El Cairo. Los monumentos más significativos de este periodo son: los palacios de El Mehdi y El Kaïem, la gran mezquita, la medina y las fortificaciones terrestres y marítimas. Los normandos de Sicilia llegaron a asediarla en el siglo XII. Mahdia se convirtió entonces en un refugio para los piratas, que estaban encantados de aprovechar su ubicación y sus fortificaciones de 10 metros de ancho. Las fortificaciones fueron destruidas bajo la ocupación española a mediados del siglo XVI, y Mahdia dejó de ser una ciudad poderosa hasta la llegada de una guarnición otomana que repobló la ciudad y construyó un fuerte ocupado por los militares. Hoy es el segundo puerto pesquero de Túnez y un centro turístico cada vez más importante. La bonita ciudad costera de Mahdia sigue siendo de tamaño humano, encantadora y a veces muy pintoresca. Su visita a Mahdia será agradable, con sus bonitas y tranquilas calles de colores y sus paredes blancas, vibrando con el sol que las calienta, el viento que las patina y la sal marina que les da su sabor. Junto con la pesca, la agricultura ocupa una gran parte de la población activa: los cereales, las hortalizas, la leche y la carne son también una fuente económica importante. El pueblo, situado al este de un gran olivar, alberga almazaras que producen aceite de oliva y jabón (elaborado con un 72% de aceite de oliva). Los tejidos de seda y lana, los bordados y la orfebrería forman parte del patrimonio de la ciudad. Procedente de Egipto a través de las rutas de las caravanas, el tejido artesanal se conserva a pesar del desarrollo de la actividad en el país. El tejido de seda que realizan los "hoki" es de gran calidad aquí; para la lana, también se mantiene una habilidad artesanal. La pintura sobre madera es otra antigua tradición heredada de las civilizaciones turca y otomana. Los productos utilizados son naturales y permiten la decoración de las distintas carpinterías que amueblan la casa. Además de estas actividades, el turismo se está convirtiendo en una parte cada vez más importante de la economía local y de la vida de sus 50.000 habitantes. El mercado semanal se celebra los viernes.