PALATINUS HOTEL
Situado en el corazón del casco antiguo, una auténtica joya de arte nuevo superviviente de los tiempos pasados. El Palatinus fue construido en 1915 por una familia de comerciantes, en lugar de una casa de vivienda de la calle Király. Después de la Primera Guerra Mundial, el hotel fue retomado por un banco hasta su nacionalización bajo los comunistas. El Palatinus se cerró en 1976, para no abrir hasta 1988, después de obras de renovación. Pero modernizado, ha conservado su antiguo estilo. Hoy a la izquierda del magnífico vestíbulo de entrada encontramos el espléndido restaurante con un mosaico dorado que representa a un pavo por encima de una fuente. En la primera planta, el salón de baile donde Béla Bartók daba un concierto (y lleva su nombre) puede acoger hasta 250 personas. Las habitaciones son bastante acogedoras aunque pequeñas y el hotel dispone de una sauna en el sótano.
Pour un amateur d'architecture comme moi, le séjour a été inoubliable car l'hôtel a été très bien restauré et ce style art nouveau flamboyant est unique en son genre.J'ai adoré par exemple prendre le petit déjeuner dans la grande salle aux paons... Mais la restauration s'arrête aux parties communes car la déception est venue de la chambre, certes propre, mais vraiment vieillote. bon j'avais pris la chambre classique et le prix était en rapport. Pensez à réserver alors une chambre supérieure pour ne pas être surpris en passant du luxe à l'entrée au côté très désuet de la chambre. Cela dit, j'y retournerai avec plaisir