CASTILLO DE PRAGA (PRAŽSKÝ HRAD)

Considerado por el Libro Guinness como la mayor residencia de un Jefe de Estado, el castillo mide 1 km de este a oeste y unos 400 m de norte a sur. Cada época ha contribuido a la construcción de este prestigioso complejo. Todos los estilos arquitectónicos conviven en este montículo de pizarra, creando un panorama inolvidable. Símbolo de la evolución de un pueblo, el Castillo fue construido en 870, cuando el primer príncipe de Bohemia, Bořivoj, levantó una fortaleza en torno a una estructura de madera. Cambió con los incendios, construcciones y remodelaciones llevadas a cabo por sus distintos ocupantes, pero su aspecto actual refleja principalmente las obras realizadas bajo la emperatriz María Teresa, de 1740 a 1780. Con la llegada de la Primera República, el presidente Masaryk encargó al arquitecto Plecnik las obras necesarias para transformar el castillo en residencia presidencial. Su obra fue la última gran reconversión del castillo, ya que los comunistas lo dejaron más o menos abandonado tras la guerra. No fue hasta la Revolución de Terciopelo cuando el castillo volvió a ser residencia del Presidente de la República y espacio de exposiciones de la Galería Nacional.

Hay dos formas dellegar. O bien seguir el flujo de visitantes desde Mala Strana por la calle Nerudova hasta la Plaza del Castillo, o bien atravesar el Parque Letna y entrar en el patio por el pequeño puente Prašny. Pero también en este caso, aunque la ruta por el parque sea bastante agradable y las vistas incomparables, no podrás evitar las multitudes antes de llegar al patio.

Primer patio. Es la entrada principal del castillo, el patio de honor o de ceremonias. Todos los días a mediodía, tanto en verano como en invierno, se puede asistir al "gran" cambio de guardia, un ballet ordenado de unos veinte minutos en el que participan los cerca de 40 guardias destinados a vigilar el castillo. La puerta monumental que separa el primer patio de la plaza está coronada por gigantes esculpidos por I. Platzer. Simbolizan la batalla de los Titanes. A la izquierda del patio principal, se accede a los "jardines del baluarte"(zahrada na bašté) trazados por Jože Plečnik en los años treinta. La Puerta de Matías es la parte más antigua del castillo. Se alzaba sobre las murallas y daba acceso al castillo hasta que Plečnik decidió crear dos entradas que permitieran a los visitantes eludirla, ya que a sus ojos simbolizaba la pasada dominación del Imperio Austrohúngaro, incompatible con el espíritu de la Primera República. Fíjese en la gran escalera de la Sala Plečnik, a la izquierda: es la principal obra de este arquitecto, a quien se encargó diseñar parte del castillo y sus jardines entre 1920 y 1930. Conduce al famoso Salón Español y a la Galería Rodolphe. Estas salas, estucadas y doradas, se abren a veces al público (para conciertos, por ejemplo). No se pierda esta oportunidad de echar un vistazo fugaz al mundo de los Habsburgo..

Segundo patio. Este patio fue creado en el^siglo XVI en el emplazamiento de un antiguo arrabal, transformado en 1775 por N. Pacassi bajo el reinado de María Teresa. En el centro del patio hay una hermosa fuente barroca de 1686 y un pozo renacentista. Este patio conduce a la Galería del Castillo (abierta de martes a domingo de 10:00 a 16:00), que hoy alberga obras de Tintoretto, Tiziano, Rubens y otros. En la esquina sureste, la capilla Sainte-Croix alberga el tesoro de la catedral de Saint-Guy: una colección única de objetos litúrgicos reunidos desde el^siglo X. Aquí es también donde ahora se recibe a los turistas.

Tercer patio. Dominado por el lado de la catedral de Saint-Guy, este patio está construido sobre los restos de casas románicas y góticas. Las obras realizadas en 1929 han dejado a la vista parte de la catedral (véase más abajo), que acapara toda la atención en este patio, dominado por sus altas agujas que sobresalen por su puerta dorada. Asegúrese de utilizar un objetivo gran angular para sus fotos, ya que hay muy poca distancia entre usted y el monumento. El monolito, que se eleva más de 16 m, es obra de Plečnik, dedicado a la memoria de las víctimas de la Primera Guerra Mundial. La estatua ecuestre representa a San Jorge matando al dragón. Data de 1373. En la torre, dos relojes, uno encima del otro, indican las horas y el otro los minutos. Es imprescindible visitar las estancias góticas del antiguo palacio real, habitado en su día por los reyes de Bohemia. Diríjase directamente a la Sala Vladislav, de 62 m de largo, donde se celebraban los banquetes de las coronaciones y los torneos de caballeros. Más recientemente, en 1948, fue escenario de la elección del Presidente Clement Gottwald, seguida de la de Gustav Husak en 1975.

¿Qué recorrido elegir? Eso dependerá sobre todo del tiempo de que disponga. El Castillo de Praga es un complejo muy grande en el que merece la pena pasar al menos medio día. Pero si es un amante del arte, las galerías de la Pinacoteca (actualmente en remodelación) también le mantendrán ocupado un buen rato, aunque no estén tan bien surtidas como en tiempos de Rodolfo II. Si le sobra energía en las piernas, compre la entrada extra para acceder a una de las agujas de la catedral (150 Kč).